El valor de la humildad como prioridad sobre lo material

17.02.2024 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

Al igual que ocurre con algunos artículos cuando comienzas a redactar las primeras líneas, donde intentas buscar la inspiración natural de algo que tú deseas escribir, pero que no te sale, me sucede los mismo con este nuevo escrito dedicado al que fuera excelente persona, amigo y periodista Fran Domínguez, noticia luctuosa que me sorprendió de lleno. Sinceramente, no es tarea fácil cuando tiene que escribir sobre un determinado amigo especial, sobre todo cuando te enteras que nos dejó a una temprana edad. Cierto es, que todos luchamos por vivir, pero en muchas ocasiones la vida nos pone a prueba para ver hasta donde llegan nuestras fuerzas. Estoy completamente seguro que nuestro fiel y apreciado amigo Fran Domínguez luchó hasta el límite de sus fuerzas por estar en el mundo de los seres vivos, pero la vida o su propio destino, no quisieron que el joven periodista estuviera más tiempo con nosotros. De Fran Domínguez se podría decir muchas cosas, todas ellas muy positivas. Como persona demostró ser todo un caballero, amigo de sus amigos, muy cercano con la sociedad donde vivía. Se dejaba querer y respetar. Siempre solidario con las personas que acudían a su encuentro. Yo, no voy a enumerar su currículo profesional, pues de manera muy acertada ya lo han hecho otros compañeros de los distintos medios de comunicación del Archipiélago canario.

Por otro lado, y siendo sincero, mi amistad con el ya desaparecido y excelente amigo Fran Domínguez, estuvo más vinculada en el terrero profesional que por la parte afectiva. Aún recuerdo, con mucho cariño y admiración, cuando publique mi primer libro sobre los guanchinches de nuestra tierra, donde Fran Domínguez y el también y excelente amigo y periodista Agustín M. González Martín, contribuyeron de manera especial para que mi libro cogiera el auge literario de aquello momento. Sin duda, La 

Orotava, donde procedía Fran Domínguez, se siente orgullosa de haber tenido a un vecino de un nivel humano y profesional fuera de todo tipo de dudas. Como profesional, todo un erudito en las áreas que dominaba con soltura y dedicación. También recuerdo que un día fuimos a un restaurante que estaba ubicado en las medianías de Araya (Candelaria), con el propósito de probar una rica sopa de cabra. Ni que decir tiene, que esa tarde los ojos del gran compañero y amigo Fran, les delataban en la más pura felicidad natural. Así pues, y durante muchos años, nuestra amistad fue creciendo cada día, disfrutando de muchas conversaciones y proyectos que ambos teníamos.

Así son las leyes de la vida, que aunque en muchas ocasiones parecen que todo se debe a la ciencia ficción, la realidad prevalece ante cualquier tipo de imaginación. Se fue nuestro querido amigo Fran Domínguez, posiblemente estará en un nuevo periódico, en un nuevo despacho y en una nueva sección más allá del infinito. Quizás, ahora y en otro lugar, se cumplan sus deseos de todos aquellos proyectos con los que soñó en el planeta tierra. Por último, destacaría de Fran Domínguez su humildad; valor que le llevó a granjearse la simpatía, respeto y admiración de muchas personas. Entre ellos, la su querida y apreciada familia. Para Fran, el valor de la humildad tenía prioridad sobre lo material.

 

 

Rafael J. Lutzardo Hernández

Rafael J. Lutzardo Hernández

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