La Conversación del día

29.04.2025 | Redacción | The Conversation

Por: Elena Sanz 

Directora 

El 28 de abril de 2025 será una fecha inolvidable para España: el día del gran apagón. El país al completo colapsaba ayer a mediodía por la caída de su sistema eléctrico. "Las probabilidades de que este hecho ocurriese eran extremadamente bajas y, dejando aparte las especulaciones sobre sus causas, el episodio es de suma gravedad por la conmoción social que provoca y las pérdidas económicas a todos los niveles", escribe hoy Carlos Gutiérrez Hita, de la Universidad Miguel Hernández.

En su artículo destaca que el colapso del sistema eléctrico ibérico debe hacernos conscientes de una doble realidad. Por un lado, la demanda de electricidad es cada vez más dinámica y fluctuante. Por otro, la generación de electricidad también es más diversa en su composición y origen. La energía generada con recursos renovables, que supone más de la mitad de la generación total y es indiscutiblemente benigna, también puede provocar una desestabilización del sistema.

Además, aunque el hecho de que exista un sistema de despacho de energía centralizado unificado para España y Portugal (Mibel) tiene muchas ventajas, también aumenta el riesgo de caída masiva del sistema ante cualquier shock negativo, como puede ser un ciberataque, un problema técnico severo o un desastre natural.

Lo sucedido, asegura Gutierrez Hita, deja abiertos interrogantes sobre el futuro de la producción de energía eléctrica y cómo se debe distribuir y comercializar.

Además, el gran apagón ibérico tendrá importantes repercusiones en las políticas energéticas de la UE, porque refuerza la necesidad de acelerar las inversiones en interconexiones eléctricas entre países miembros, como apunta Mar Rubio Varas, de la Universidad Pública de Navarra.

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