Tenerife está de luto.

17.04.2016. Tenerife

Por Carlos Alonso Rodríguez

Hoy sólo puedo escribir desde la tristeza. Desde la pena que nos invade estos días por la pérdida de seres humanos de una manera tan insólita como inesperada. Una Torre de Babel que se desplomó arrastrando con ella los sueños y el futuro de esos vecinos de Los Cristianos que encontraron la muerte en el lugar donde se supone que debemos sentirnos más seguros y más a gusto, donde se guardan nuestros recuerdos, donde pasamos buenos y malos momentos, en definitiva, donde VIVIMOS. Nadie podría imaginar un final tan atroz para esas personas de diferentes nacionalidades que eligieron por una u otra razón vivir entre nosotros y disfrutar de una tierra única como la nuestra que acoge a sus visitantes con los brazos abiertos. Estos días, mientras veía esos camiones cargados de escombros pensaba en los recuerdos que se llevarían entre todos los cascotes. Pedazos de una vida destrozada en piezas irrecuperables de un puzzle que jamás se volverá a armar.

En estas situaciones las personas dan lo mejor de sí mismas. Por eso quiero también aprovechar la ocasión para agradecer profundamente todo el esfuerzo que está realizando todo el personal del ayuntamiento de Arona, los policías, los bomberos, el ejército, Cruz Roja, psicólogos, sector hotelero y toda la ciudadanía en general que demuestra que somos una sociedad ejemplar.

Desde el alcalde de Arona, José Julián Mena, que como es lógico estuvo desde el primer minuto al lado de sus vecinos, hasta la delegación del Gobierno en las islas, el Ministerio de Defensa, pasando por los responsables de los operativos que intervinieron en los trabajos de búsqueda de cuerpos y de desescombro, el comportamiento de todos es de una solidaridad y una eficacia admirables. Como lo es el de los hoteleros de la zona que se han ofrecido para dar alojamiento a los inquilinos del edifico que han perdido sus viviendas. Y como lo es, en general, la actitud responsable y colaboradora de todos los vecinos de Los Cristianos, una vez superado el susto por el tremendo derrumbe.

Lamentablemente las desgracias van a ocurrir siempre. Es así. Por muchas precauciones que tomemos siempre puede suceder lo imprevisto. Por fallos humanos o por la furia de los elementos. Pero hemos demostrado nuestra capacidad de resiliencia, nuestra fortaleza para soportar y superar las adversidades. Nuestra capacidad de reacción y nuestra solidaridad. Lo hemos hecho ante inundaciones o incendios. Hemos aprendido a hacer frente a las desgracias. Y ese es un gran valor que nos distingue como pueblo. Pero hoy es el momento del luto y de la pena. Sólo puedo acabar sintiendo la tristeza que siente todo Tenerife por las personas que hemos perdido. Por las familias que esperan con la mirada perdida y el corazón encogido sin casi creer aún todo lo que está pasando. Estoy con ellos y me sumo a su dolor como lo hace hoy todo el pueblo de Tenerife.

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