22.01.2022 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
El derecho de igualdad de la mujer todavía sigue siendo un tema de debate en una sociedad que se hace llamar Estado de Derecho como es España. Cierto es, y tras una lucha reivindicativa de muchos años, el mundo de la mujer ya tiene un papel importante en la sociedad española, ocupando cargos institucionales, pero no menos de manera presencial en muchos y distintos sectores del mundo laboral. Sin embargo, en ese mundo complejo de la mujer en la búsqueda de sus derechos, pese a los muchos años de luchas y batallas que las feministas han venido ejerciendo, insisten en no bajar la “guardia”, con el objetivo de seguir luchando por la igualdad consolidada y efectiva en todos los sectores de la vida. Sin duda, todavía queda un largo camino que recorrer, pues aún hay reivindicaciones que no han tenido respuestas por parte del Gobierno español ni del propio Poder Judicial. Respuestas, que parecen seguir enclaustradas dentro del organigrama del sistema estatal español. De la misma manera, ya lo describe perfectamente el artículo 14 de la Constitución española: “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Por otro lado, y como dato curioso sobre la igualdad y derechos de la mujer, en su día la Audiencia de Tenerife dio la razón a una mujer que fue rechazada como socia de la Cofradía de la Esclavitud del Cristo de La Laguna, por ser mujer, pero la hermandad recurrió al Supremo el cual estimó el recurso de casación y apelación interpuesto por la asociación Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna y en consecuencia desestimó la demanda que había promovido Teresa Laborda en representación de 35 mujeres que desde 2008 llevaban pidiendo su admisión tanto a la hermandad como al Obispado. Pese a la historia de esta Cofradía con más de tres siglos de historia y asociada al mundo de la Iglesia, se acoge a sus estatutos, donde prevalece el protagonismo del machismo de la época medieval; dejando una vez más, a la mujer huérfana de sus derechos e igualdad en el actual siglo XXI.
Del mismo modo, en Semana Santa, junto con otras comitivas ataviadas con capirotes y vestimentas de la Edad Media, asociadas a la Iglesia, los representantes de esta Cofradía de La Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Stmo. Cristo de La Laguna, se ocultan personajes que presumen ser demócratas y estar por la labor de la igualdad que exigen el mundo de la mujer. Nada más lejos de la realidad. Un machismo, oculto, marcando el paso al estilo nazareno entre el retumbar de los tambores y el sonido de los clarinetes, les convierten en protagonistas de una farsa realidad con el pensamiento actual en lo que respecta a la aprobación de los derechos e igualdad del mundo de la mujer. Es por ello, que todavía sigue existiendo el machismo, especialmente en muchos sectores del mundo religioso, de los cuales algunos de ellos, los llamados ministros de Dios, sin importarles las personas mayores, al margen de las que anteriormente murieron por la Covid-19 por faltas de vacunas, unidas a otras patologías; fueron los primeros en mentir, con el objetivo de ser los primeros en vacunarse con las primeras dosis llegadas a la isla de Tenerife. Sin duda, una acción denominada como: ¿sálvese quien pueda? Por lo tanto, en un Estado de Derecho, la igualdad y los derechos de las personas tienen que ser valorados y respetados.
Y no me hablen de estatutos y de trescientos años de historia. Sin duda, el pasado también tuvo un presente y quedó reflejado en los anales de la Historia. Ahora, es nuestro presente y nuestra realidad actual del este comienzo del siglo XXI. Hábleme de evolución, democracia, libertades y derechos en el actual siglo en el que vivimos. Por lo tanto, luchemos por la igualdad y derechos de la mujer, pero también por otros tantos millones de personas del tercer mundo. Una parte del planeta tierra que hace un esfuerzo por vivir en un en escenario más justo e igualitario.
Imagen: Nazareno, San Cristóbal de La Laguna | CEDIDA