29.11.2025 | Redacción | Opinión
Por: Rafael J. Lutzardo Hernández
El año 2025 se diluye al igual que cualquier producto que mezcles con agua. Otro año que queda reflejado por las secuencias desgarradoras de unas guerras armamentísticas, depredación del ser humano, las culturas de las religiones y la ambición por las conquistas de los territorios, provocan la dura crueldad de lo que está sucediendo en el mundo. Otro año lleno de tristeza, provocando más muertes y pobreza. Otro año que esta a punto de concluir, pero también nuestras vidas. Época de consumo desbordante; masificación y largas colas para comprar los productos más cotizados por estas fechas navideñas. De la misma manera, muchas personas podrán comerse el turrón, mientras que otras no podrán hacerlo. Fechas bíblicas, donde las imágenes religiosas gozan de un gran papel y respeto. Un protagonismo navideño que se contempla desde hace miles de años.
Mientras tanto, el consumismo capitalismo se descubre por si mismo, con gastos económicos desbordados y buen gusto del paladar. Regalos y grandes productos de calidad adornarán las mesas de los más pudientes. Una Navidad que se distingue por una clase alta, media y pobre. Así mismo, acto seguido viene la época de Reyes Magos. Otra etapa de verdadero furor de consumismo. Por todo ello, mientras que millones de personas celebran las navidades, otras mueren de hambre o por las balas de unos sicarios crueles y repugnantes. Así está el mundo, construido por la humanidad. Somos tan depredadores que incluso estamos acabando con nuestro propio planeta tierra. Sinceramente, no me gusta nada como estamos construyendo el mundo de la humanidad. Yo, lo que trabajé lo hice por necesidad y por que me gustaba lo que hacía. Ahora le toca a la nueva generación, pero mantengo muchas dudas de lo que puedan hacer, pues la información que reciben está manipulada y falseada. El tiempo será testigo de lo que escribo.
Rafael J. Lutzardo Hernández