Mensajes de esperanzas

08.10.2022 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

Hoy quiero comenzar escribiendo que uno de mis objetivos prioritarios en la vida ha sido intentar transmitir esperanzas a los más necesitados, especialmente en los momentos más puntuales en las distintas etapas de las vidas de muchas personas. No sé si he podido conseguirlo, pero por lo menos lo he intentado. Cada día me doy cuenta que vivir en un mundo como el nuestro los rencores, odios, envidias, celos y venganzas, están fuera de lugar. Más bien, lo que se consigue es intoxicarte tu mismo y a la vez convertir tu sangre en puro veneno social de tu propia existencia. Es por ello, que toda acción solidaria que hagamos en este escenario donde vivimos, significa que nuestras mentes lo agradecerán. Incluso, dormiremos mejor con la satisfacción del deber y moral cumplido. Siendo sincero, en algunas ocasiones mi voluntad se ha visto mermada a la hora estar presente en la vida de determinadas personas. Dudas que vienen asociadas por la actitud materialista y egoístas que solo producen destierros afectivos. Sin embrago, esas dudas reflejadas anteriormente, quedaron atrás; olvidándome del perfil de aquellas personas que en otros momentos de sus vidas necesitaron mi apoyo incondicional. Sobre todo, para hacerles ver que no estaban solos/as, sin importarme ver como sus lágrimas se deslizaban suavemente por sus mejillas. Y de paso, escuchar sus historias de un pasado, pero también de un presente de sus vidas.

Del mismo modo, soy sabedor que los momentos que estamos viviendo en la actualidad; me refiero de manera universal, no pronostican muchas bonanzas de calidad de vida y paz, motivado posiblemente por la ambición detractora del propio ser humano, pero eso no es nada nuevo en el mundo donde vivimos, el cual nos da la oportunidad de nacer y morir. No quiero aparentar un perfil de páginas bíblicas, ya que yo también soy humano, acogiéndome al derecho que la vida me da, ofreciéndome aciertos y errores. En definitivas, lo importante es seguir por la senda de la bondad, gratitud, humildad y solidaridad. Ese es mi camino y el que yo he deseado desde el primer momento de mi vida. Si puedo ser útil ayudando al que me necesite, ahí estaré. Cierto es, por las circunstancias que se producen en la vida en cada uno de nosotros, yo también me convierto en algunas ocasiones reacio y contundente en mi forma de conducta, producidos por los latigazos de las leyes del universo, procurando calmar mi sed errónea visceral desde la reflexión, la razón y la lógica de las cosas.

Imagen de archivo: Rafael J. Lutzardo Hernández

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