Una vida de escrituras

18.03.2020 | Redacción | Relatos

Por: Jesús Lara González de Quevedo

 

Aquel fatídico día, mi alma totalmente destruida,

pedía a gritos la única salida que mi pensamiento encontraba.

El sufrimiento de mi noble y cansado corazón,

esperaba ansioso que en el silencio de la oscuridad,

sus latidos fueran pausando hasta dejar de sentirlo por completo.

Antes de ello, inquieto, con las manos temblorosas y con lágrimas en mi rostro, quise escribir cada palabra que en su día no pude o no supe expresar.

Escribía y escribía, notando como mi alma en sigilo volvía a recuperarse.

Mantenía intensamente ese dolor profundo, esa espinita clavada que no me permitía olvidar.

Pero la ansiedad interior, iba desapareciendo como por arte de magia, no encontraba explicación. Parecía que la escritura sanaba mi dolor.

Con mi pluma, comencé a expulsar de mi interior, tantos años de lágrimas invisibles, tantos sufrimientos dentro de una soledad inquietante.

Comencé a desenvolverme en un mundo distinto que me estaba gustando demasiado. Donde cada frase, cada palabra o cada letra transmitían un significado muy valorado por todo aquel que encontraba unos minutos para poder leerlo y a su vez sentirlo.

Algo que desde el primer momento, fue cambiando la salida que mi pensamiento solo encontraba al principio de mi locura.

Todo esto comenzó a abrir nuevos caminos a una vida con llena de ilusiones, inquietudes y sentimientos, luchando con fuerza para demostrarte que cada verso que acaricie la fina hoja de un libro, cada uno de ellos irán dedicados, a tu eterno y hermoso recuerdo.

¡Nunca dejes de soñar¡

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