Paco Pérez19.09.2021 | Redacción | Reportaje
Por: Paco Pérez
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Dejamos la plaza de San Cristóbal y nos dirigimos en dirección norte, ascendiendo hacia otra plaza, la de Abajo, por la cuesta de Santo Domingo, denominada así por encontrarse en ella el antiguo convento y la anexa parroquia que llevan el nombre del referido santo.
En esta vía se encuentran también la oficina central de Correos y Telégrafos, algunos restaurantes y cafeterías y otros pequeños comercios.
Desde Santo Domingo, subiendo en el primer tramo, a la derecha, parten las calles de Molinos de Agua (por donde se accede a los barrios de El Timple y La Verdellada, así como al gran edificio del nuevo Seminario, levantado en la época del obispo Luis Franco Cascón y hoy destinado también a otras funciones educativas y de residencia de mayores), así como la del Padre Herrera, donde tienen su sede la Delegación local de la Agencia Tributaria (Hacienda estatal) y el edificio del Rectorado de la Universidad. En el margen izquierdo de esta vía de penetración hacia la Plaza Mayor se encuentran también los callejones del Obispo Ruiz Cabal (antigua Calle Nueva) y de la Amargura, que comunican Santo Domingo con la calle Consistorio.
El convento y la iglesia de Santo Domingo
El Convento de Santo Domingo es uno de los edificios emblemáticos de La Laguna, restaurado en los últimos años. Posee uno de los claustros más bellos de la arquitectura isleña, junto al del Convento de San Agustín.
Los religiosos dominicos inician la construcción del recinto conventual en 1527, y permanecerán en él hasta la exclaustración. Posteriormente fue casa parroquial, cárcel eclesiástica, y ocasionalmente, residencia episcopal. Ya en el siglo XX, Seminario Diocesano y Centro de Educación para Adultos. En la actualidad es la sede del Organismo de Cultura del Ayuntamiento, y se han habilitado varias salas de exposiciones.
La Iglesia se articula en dos naves; la más antigua (antigua ermita de La Concepción) con portada de medio punto que descansa en delgadas columnas estilo Reyes Católicos. A esta única nave le fueron añadidas varias capillas laterales del lado del Evangelio (algunas con soportes y arco almohadillado de J. Benítez), con lo que se obtuvo una nueva nave, con su puerta en la fachada.
Sus capiteles y soportes de base poligonal son de influencia manuelina lusitana. La cabecera es más tardía, de principios del siglo XVII, trazándose entonces la capilla mayor.
Aparte del hermoso y armónico claustro, con fuente en el centro del patio, destaca la fachada a la calle Santo Domingo, en la que alternan ventanas y balcones cerrados en planta alta, y ventanucos en la baja. La torre es resultado de una intervención reciente, mientras que hacia el naciente se conservan los restos de la antigua huerta, junto a un drago centenario, y que se envuelve parcialmente por un muro antiguo almenado. De la fábrica original apenas se conserva el patio, la escalera de piedra y la capilla, fundada por el pirata Amaro Rodríguez Felipe, más conocido como "Amaro Pargo".
En la huerta, donde aún hoy existe un drago canario de varios siglos de antigüedad, los religiosos dominicos cultivaban diversos productos del campo destinados a su autoconsumo. Los excedentes de las cosechas eran vendidos en el mercado de abastos cercano o cambiados por otras especialidadesagrícolas, mediante trueques.
En la parte trasera de la parroquia, al aire libre, se colocó hace unos años un busto del hermano Pedro de Betancour, el primer santo del archipiélago, que desarrolló su labor apostólica en tierras de Guatemala, país en el que es muy venerado, así como en Tenerife y el resto de las Islas. Este santo, antes de partir para América, vivió en una cueva del sur tinerfeño, cerca de El Médano, lugar que es visitado por miles de fieles durante todo el año.
