Paco Pérez11.06.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
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Se está comentando en la redes sociales que a Begoña Gómez, la esposa del nuevo presidente del Gobierno, no le gusta la decoración actual de las estancias privadas del Palacio de La Moncloa, por lo que quiere cambiarla íntegramente y adecuarla a sus gustos personales.
Me supongo que será un bulo más inventado por quienes han sido desalojados democráticamente del poder, a través de una moción de censura votada en el Congreso de los Diputados, como bien es sabido.
De ser cierta esta noticia, vaya mi más enérgica repulsa hacia la actitud de la señora Gómez, porque ese deseo personal, en todo caso, debería ser costeado por ella y su familia y no por fondos públicos del Estado, porque no hay razones objetivas para un cambio total de la decoración de la vivienda reservada a los presidentes del Gobierno dentro del complejo de la Presidencia.
Igual que critiqué en su día que Mariano Rajoy ordenase montar una UCI en Palacio para atender a su padre, muy enfermo y que requería cuidados especiales, no me parece nada bien que se vayan a cumplir los caprichos de la esposa del presidente del Gobierno, que ejercerá como tal hasta el final de la legislatura, dentro de año y medio, y después ya se verá, dependiendo del resultado de las elecciones legislativas de 2019 y de los pactos y acuerdos politicos postelectorales.
No me parecen adecuados esos pretendidos cambios, que parece que quiere que afecten a muchas estancias. No digo que no sea normal renovar los colchones, toda la ropa de lencería (sábanas, toallas, etc.), pero me parece un gasto completamente inútil cambiar íntegramente la decoración, porque parece el resultado de un capricho personal.
Allá cada cual con sus pretensiones, pero la mujer del presidente del Gobierno, en estos tiempos, debe hacer gala de austeridad tal y como está la situación general de este país.
Muy mal, muy mal, doña Begoña, porque sin usted quererlo, está dando una imagen deplorable que sin duda aprovecharán los enemigos de su marido para ponerla a parir a usted y al presidente. Mucho cuidado con esas cosas.
