En defensa de los trabajadores del CAAF

25.10.2018. Redacción | Opinión

Por: Mario Cabrera González

Ex presidente del Cabildo y secretario insular de CC Fuerteventura

La consejera de Podemos en el Cabildo de Tenerife, doña Milagros De la Rosa Hormiga, ha venido publicando estos días su opinión en diversos medios de comunicación de las Islas bajo el título de “Oposiciones amarradas en Fuerteventura”.

Desde mi modesto punto de vista, esta opinión de la consejera de Podemos de Tenerife se resumen en: durante mi etapa como presidente del Cabildo de Fuerteventura preparé unas oposiciones con las bases “amañadas” para dejar fijos a unos trabajadores del Consorcio de Abastecimiento de Aguas a Fuerteventura que no lo merecían.

Creo que la consejera de Podemos de Tenerife también pretende descalifica a los sindicatos por participar en este supuesto “amaño”, y de paso a los funcionarios que integraron los tribunales. Por no mencionar a los “beneficiarios” del supuesto “amaño”.

La opinión de la consejera de Podemos de Tenerife no parece ser original, porque repite muchos argumentos de otra columna que anteriormente se publicó en la prensa local, firmada por doña Mariluz Fajardo.

Pero, por si alguien tienen dudas, quiero dejar dos cosas muy claras: miente e insulta.

Primero. Ni yo, ni ningún presidente de ningún Cabildo, alcalde, concejal, consejero o cargo público de ningún tipo... tiene potestad para aprobar en solitario unas bases de una convocatoria de oposiciones. En Fuerteventura, en Tenerife y en todo el Estado rige la misma legislación laboral, los procedimientos de tramitación son similares y, por supuesto, los de aprobación de las bases. Todo el proceso debe contar además con el visto bueno de Función Pública.

Segundo. No hay políticos en los tribunales de oposiciones. Ni aquí, ni en Tenerife, ni en ningún sitio. Por lo tanto, cuando la consejera de Podemos Tenerife, doña Milagrosa De la Rosa Hormiga, vierte sus acusaciones sobre las oposiciones del Consorcio de Fuerteventura, debería comenzar por respetar antes que nada a los funcionarios que participan en el proceso como tribunal, o incluso en todo el desarrollo administrativo.

No es de justicia que los trabajadores públicos de Fuerteventura tengan que ser sometidos al escarnio mediático por doña Milagrosa y Podemos Tenerife, simplemente por cumplir con sus funciones participando en un proceso de oposiciones como tribunal.

Tercero. Todos los trabajadores del Consorcio de Abastecimiento de Agua a Fuerteventura se merecen el máximo respeto por la consejera de Podemos de Tenerife. Han accedido a sus puestos de trabajo de forma legítima y legal. No se puede sembrar dudas sobre su cualificación, profesionalidad y competencia. Y si tienen alguna duda, doña Rosa y Podemos, ahí están los tribunales para dilucidarlas.

Cuarto. En Coalición Canaria estamos acostumbrados a ser el objeto de insultos y mentiras permanentes por parte de Podemos. No solemos responder, porque en esta tierra acostumbramos a decir que cada uno se califica a sí mismo cuando insulta y miente. La diferencia, y por eso me he permitido llamar la atención de ustedes con este escrito, es que en este caso doña Milagrosa y Podemos Tenerife no sólo descalifican e insultan a políticos, sino que superan todos los límites al referirse a los trabajadores públicos que participan en los procesos de oposiciones, tanto integrantes de tribunales como opositores.

Quinto. Miren, entiendo que la consejera de Podemos de Tenerife no esté al tanto, pero precisamente en 2013, cuando doña Milagrosa critica la convocatoria de oposiciones, fue cuando el Pleno del Cabildo de Fuerteventura acordó... ¿saben qué? Pues conceder la Medalla de Oro de Fuerteventura a los trabajadores del Consorcio de Abastecimiento de Agua a Fuerteventura en reconocimiento a su trabajo y su esfuerzo. Y esa orgullosa Medalla de Oro de Fuerteventura se concedió por unanimidad de todos los partidos políticos.

Ellos, los que Doña Milagrosa y Podemos Tenerife insulta y descalifica, sí tienen la Medalla de Oro de su isla: Fuerteventura.

Lo primero, doña Rosa y Podemos, es el respeto.


 

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