Nuestros mayores se van en silencio

28.03.2020 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

Una generación de personas mayores que lucharon toda una vida, realizando los trabajos más primarios y duros de aquella España oscura del franquismo, codo con codo, para que este país tuviese mesa y mantel, hoy muchos de esas personas mayores se han visto sorprendido por la llamada de la muerte, motivado por un virus asesino invisible llamado COVID-19, al margen de otras patologías y edades avanzadas.

Sin duda, todos queremos una muerte digna, sin dolor y acompañados de nuestros seres más queridos desde la más estricta intimidad. Sin embargo, el coronavirus no se conforma con infectar y matar. También, que nuestros mayores mueran en la más pura soledad del silencio de la muerte, sin el calor humano de sus familiares.

Para mayor tristeza, tampoco pueden ser homenajeados o velados por sus familiares más allegados y amigos. Es decir, mueren como si fueran “apestados” de esta sociedad por culpa del contagioso virus asesino (coronavirus). Sin duda, ellos, esa generación de otra época, son los grandes olvidados, pero no por sus familiares, los cuales se ven impotentes al no poder ver en la despedida de la muerte a sus seres más queridos. Seres mayores que mueren con la ayuda y asistencia de los profesionales de la Sanidad Pública, pero solos sin esos valores y sentimientos familiares a sus lados.

Así es la triste y dura historia de una generación que trabajó en la época de la sorriba, el hambre, miserias y abusos de poder de la dictadura del régimen franquista. Nuestros abuelos se van de este mundo sin poder ser alentados y apoyados por sus seres queridos. Se van solos, en silencio, pero con el honor y el orgullo de que fueron verdaderos hombres y mujeres que nos dejaron una mochila de valores y una enseñanza universal.

Rafael J. Lutzardo Hernández

Rafael J. Lutzardo Hernández

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