27.06.2022 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
Acaban de celebrarse la Elecciones Autonómicas en Andalucía, es como un pistoletazo de salida hacia las próximas citas previstas para el próximo año. El peligro que tenemos, que no es nuevo, sino experimentado anteriormente, es que todo se convierta en simple propaganda, demasiada publicidad y puro marketing. Por cierto, viene a cuento la cita del economista estadounidense Milton Friedman, que acertadamente decía que “uno de los más grandes errores es juzgar a los políticos y sus programas por sus intenciones, en vez que por sus resultados”. Desde el lado del gobierno, en todos los ámbitos territoriales, a saber, estatal, autonómico y local, ahora se vende todo como triunfos, aunque no se vean por ningún lado, haciendo hincapié en el cumplimiento de los programas electorales, que ni los propios políticos, se leyeron en su momento. Por el lado contrario, la oposición, no ve sino negrura, un panorama desconchado, incumplimientos parciales o totales, en fin, una situación alarmante, catastrófica y sin solución, a no ser que entren ellos a gobernar. Es el juego de la política, que tanto les gusta, donde se pierde el tiempo, se agotan recursos y se dejan pasar oportunidades de gestión.
Faltan todavía doce meses para la celebración de las próximas elecciones y ya los partidos tienen su maquinaria a tope, incluido las típicas peleas internas por aparecer en las listas, claro está, en puestos de salida o en la institución que más apetece. Se están produciendo batallas personales bastante agresivas, estratégicamente larvadas, porque en muchos casos, está en juego la supervivencia económica durante cuatro años. Me acuerdo ahora de nuestro querido novelista español Miguel Delibes, que escribía fantásticamente y hablaba con una sinceridad admirable, de él es la frase siguiente, “para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad”.
Son los sueldólogos, políticos burócratas de la organización correspondiente, donde algunos, desde la cuna llevan cobrando del erario y no saben hacer otra cosa o no tienen ocupación profesional conocida fuera de la actividad pública. Se parecen a humanistas del siglo XVI, porque se ven que saben de todo, porque lo mismo lo nombran director o directora general de algo y después de otra ocupación diferente y más tarde de lo que sobre, pero, a fin de cuentas, llevan años sin bajarse del sillón del poder. Allá con sus cuitas, pero si nos preocupa, que dejen de hacer lo que les corresponde, por las responsabilidades que tienen asumidas, para que la economía funcione y la sociedad progrese, perdiendo el tiempo en hostilidades particulares. Nos esperan tiempos de campaña electoral continua y mientras tanto, todo por hacer, ejecutar o comenzar. Habría que darles clases particulares de lo que es y significa la política como servicio y no como ganancia personal.
Estamos soportando una problemática global complicada, con una serie de crisis concatenadas, que están poniendo en jaque al propio orden mundial establecido después de la II Guerra Mundial del siglo pasado. Además, todo sucede de manera acelerada, parece que sin control y con unas consecuencias que nadie se atreve a pronosticar, a no ser los gurús de siempre, alarmistas y aprovechados para vender libros o aparecer en los medios de comunicación, que más que profesionales se parecen a adivinos de la Edad Media que, con sus predicciones, solo siembran incertidumbres y ganan mucho dinero a costa de escandalizar o como se dice modernamente, crear alarma social.
Que se dejen de vainas y para que lo entiendan bien, me refiero a las personas poco serias e irresponsables y de una vez por todas, se pongan a trabajar con seriedad, olvidándose, por ahora, de sus angustias preelectorales, dedicándose a solucionar los problemas. Si no saben, o no pueden, que, por lo menos, no estorben a los empresarios que, si sabemos crear actividad económica, empleo y riqueza social.
Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO