28.06.2020 | Redacción | Relatos
Por: Jesús Lara González de Quevedo
Mientras en el congreso de los diputados y en varias asociaciones, se pelean por ver quién la tiene o lo tiene más grande durante todo este tiempo. A su vez se dedican a crear odio y crispación entre todos los españoles.
La ceguera a nivel nacional es cada día más grande y más inverosímil. La incomprensión, lo absurdo y lo sorprendente, arremete directamente contra pensamientos tóxicos, envenenados por una ideología totalmente borrosa en incrédula que día a día se ríe de todos ellos. Los utilizan como marionetas fácilmente manejables desviando su mirada a discusiones irracionales, mientras ellos andan a sus anchas haciendo y deshaciendo lo que les interesa, aclamados por el silencio de un pueblo sumiso y ya enterrado sin que lo sepan todavía.
Mientras, rodean sus fortalezas con servidores públicos en contra de su voluntad y con amenazas internas, para que nadie pueda arremeter contra ellos.
Así, el pueblo queda vendido a merced de toda la violencia que pueda atraer cada llamada que hacen con sus decisiones incrédulas en busca de un voto fácil, dándole libertad a todos aquellos que un día despreciaron nuestro país y que asesinaron sin escrúpulos a familias inocentes. Aquellos que siguen odiándolas y se niegan a pedir perdón por ello.
Nos anulan desgraciadamente. Y si alzamos la voz más fuerte de la cuenta, sus súbditos salen en su defensa como si la vida se les fuera en ellos, quedando anulados a cualquier pensamiento que se salga del margen que llevan escrito en sus mentes.
Si ya con eso no es suficiente y seguimos alzando la voz nos bloquean, nos eliminan e incluso nos denuncian utilizando las leyes a su antojo sin que nadie pueda ampararnos. Pudriendo la justicia de una manera descomunal para que cogidos de pies y manos no puedan actuar de forma diferente.
Y mi pueblo, mi gente y mi país no despierta y deja de acudir a ese circo romano que nos han vendido tan espectacular, sin saber que lo que están haciendo es arrojándonos poco a poco a los leones.
¡La venda va en boca y nariz¡
¡No en los ojos¡
¡La vida sigue¡