Paco Pérez03.09.2021 | Redacción | Reportaje
Por: Paco Pérez
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Tras dejar la avenida Torriani llegamos a la popularmente conocida como plaza de La Milagrosa, pero en realidad su nombre oficial es el de plaza de San Cristóbal, santo patrón de la ciudad, a la que da nombre.
Su denominación popular se debe a que en dicho recinto público se alza un pilar sobre el que se halla una escultura de la Virgen de los Milagros, esculpida en mármol blanco de Génova, que fue traída a la ciudad en el año 1927.
La plaza ocupa un espacio al que los laguneros siempre llamaron el Tanque Bajo o el Tanque de Abajo.
La capilla de la Cruz Verde
La capilla de la Cruz Verde es una pequeña construcción religiosa levantada en su día por los vecinos de la zona, en las proximidades de la plaza de San Cristóbal. Fue construida en los primeros años del siglo XVIII y bendecida el 1 de mayo de 1761, donde antes se veneró una cruz verde, que luego se puso en el altar de la capilla, tras ser la madera original revestida de plata.
En la actualidad este pequeño inmueble religioso se encuentra adosado a un moderno edificio, en la confluencia de las calles de Herradores y Barcelona, la vía que soterró el barranco de Cha Marta, y que ahora transcurre bajo la calzad en sentido oeste-este desde San Benito al barranco de la Carnicería, afluente del de Santos, que atraviesa el municipio hacia el naciente, para desembocar por el Charco de la Casona, en Santa Cruz de Tenerife.
En la fachada, la capilla luce otra cruz de color verde oscuro, que fue el símbolo de la Inquisición, en nombre de la cual se cometieron tantas injusticias y condenas de muerte.
Hace unos años sufrió un robo por parte de unos desconocidos, en el que los ladrones se llevaron varios objetos de valor. Esta capilla puede visitarse el día 3 de mayo, festividad de la Cruz, como ocurre en otros espacios religiosos laguneros donde se venera este símbolo cristiano.
La ermita de San Cristóbal
Junto a la plaza se encuentra la ermita de San Cristóbal, en la que se halla una talla pequeña del santo patrón de la ciudad, al que se venera en esta reducida y sencilla estancia religiosa. No se ha podido demostrar que aquí reposen los restos mortales del aborigen grancanario Guanarteme, que colaboró con el adelantado en la conquista de Tenerife. Parece tratarse de una suposición, puesto que no existen datos que confirmen esta teoría
