Entrevista a Santiago Gil

03.11.2016. Redacción

“Escribimos cuando no sabemos que lo estamos haciendo”

Perseguido por los personajes marginales y solitarios -los derrotados- el escritor guiense es un hombre que escribe para no vivir como un autòmata y poner los pies en el suelo, al tiempo que mantiene los sueños en alto.

Por: Àngela Molina Calzadilla

Perteneciente a la llamada Generación 21, de la cual da fe el libro homónimo presentado en 2011, Santiago Gil es hoy uno de los máximos exponentes de la literatura canaria de vanguardia. Con un universo ìntimo particular, presentò en 2016 su novela La costa de los ausentes, en el que la tristeza y el desasosiego se dan cita con la otredad, de la que da cuenta su protagonista cuando afirma que “efectivamente estamos viviendo la vida que no nos pertenece.”

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y colaborador habitual en medios de prensa provinciales y nacionales, así como en distintos gabinetes de comunicación, con más de una decena de títulos publicados en los que destacan libros de relatos, poesía y narrativa, en 2005 recibe un accésit en el Premio de poesía Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y el año siguiente ganó la XVIII edición del Esperanza Spínola de poesía

Ha publicado las novelas Por si amanece y no me encuentras, Los años baldíos, Un hombre solo y sin sombra, Cómo ganarse la vida con la literatura, Las derrotas cotidianas, Los suplentes, Sentados, Queridos Reyes Magos, Yo debería estar muerto, El destino de las palabras, Villa Melpómene y La costa de los ausentes; la novela corta El motín de Arucas; el libro de relatos, El Parque; los libros de aforismos y relatos cortos, Tierra de Nadie y Equipaje de mano, y los libros de poemas Tiempos de Caleila, El Color del Tiempo, Una noche de junio y Trasmallos. También ha publicado un libro de memorias de infancia titulado Música de papagüevos y la recopilación de artículos de opinión Psicografías.

“Escribo porque no me queda más remedio.”

1.- El primer verso de su poema Matemáticas, reza:

“El poema lo escribes cuando no estás escribiendo”.

¿Qué es un escritor? ¿Cómo es el proceso creativo de Santiago Gil? ¿Qué rituales, epifanías o desvelos preceden al poema o a la novela? ¿Cuáles son las constantes en el universo creador de Santiago Gil? ¿Qué lo obsesiona, qué temas o personajes lo persiguen?

Yo escribo porque me hace feliz y porque no me queda más remedio. No me entendería si no escribiera. Y es verdad que muchas veces uno traza en una hoja en blanco lo que luego le termina sucediendo, o lo que a lo mejor sucede en otro lugar, en cualquiera de esas dimensiones que creamos cuando estamos leyendo o escribiendo. Siempre digo que efectivamente escribimos cuando no sabemos que lo estamos haciendo. Nos nutrimos de vivencias, de alegrías, de desgarros, de ausencias, de reencuentros, vamos sintiendo a medida que vivimos, y de todo ese poso que se va quedando en alguna parte de nosotros aparecen luego las palabras que creemos que inventamos. Me obsesiona la fugacidad de cada momento y de nuestra propia existencia. Quizá escribo para que todo esto tenga un poco más de sentido, para no vivir como un autómata, para sentir que creo algo y que encuentro alguna respuesta. Me siento bien cuando termino de escribir. Me gustaría sentirme igual cuando acabe mi vida. Con la sensación de que la he vivido intensamente. También trato de escribir igual. Intensamente. Como si no pudiera corregir mañana. Me persiguen los personajes marginales y solitarios, los derrotados, lo que no cuentan en ese mundo de falsos oropeles que tratan de vendernos en todas partes.

2.- Jorge Luis Borges ha descrito espléndidamente, en su poema El Cómplice, el oficio del poeta. Y Rafael Cansinos-Assens afirma “que hay demasiada belleza en el mundo”. En su opinión, ¿qué es y qué hace al poeta? ¿Está la experiencia poética a la espera de ser descubierta?

Como Borges, me alimento de todas las cosas para un poema, para una novela, o para mirar a alguien cuando camino por la calle. No desdeño nada de la existencia como materia creativa, pero coincido con el Cansinos-Assens cuando habla del divino fracaso, parece una especie de oxímoron, algo contradictorio que une el cielo y el fracaso, pero eso tiene que mucho que ver con la literatura y la existencia, y quien crea que va a ser eterno porque escriba, gane una Champions o estudie cinco carreras está muy equivocado. La literatura te sirve para poner los pies en el suelo al mismo tiempo que mantienes los sueños en todo lo alto.

3.- Octavio Paz, en El arco y la lira afirma:A veces, sin causa aparente −o como decimos en español: porque sí− vemos de verdad lo que nos rodea (…) Todos los días cruzamos la misma calle o el mismo jardín; todas las tardes nuestros ojos tropiezan con el mismo muro rojizo, hecho de ladrillo y tiempo urbano. De pronto, un día cualquiera la calle da a otro mundo, el jardín acaba de nacer, el muro fatigado se cubre de signos. Nunca los habíamos visto y ahora nos asombra que sean así: tanto y tan abrumadoramente reales”. Y, en su poema Livianos usted ha escrito:

Lo que cargues contigo debe ser lo que tú mismo eres,

Esa liviana presencia que camina asombrada por el mundo”

¿Es el extrañamiento un estadio previo a la poesía? ¿Un redescubrimiento del lenguaje sigue –o precede- a una re-creación del mundo?

Suscribo lo que escribe Octavio Paz, cada argumento y cada verso dependen de nuestra propia mirada. Yo encuentro casi todo en la calle, mirando, tanteando y tratando de observar de otra manera. Todo es importante si sabes mirar buscando más allá de lo que estamos viendo: la caída de una hoja seca desde un árbol, el niño que sale corriendo del colegio, el viejo que habla solo inventando recuerdos…La calle es una especie de libro que jamás se puede leer de la misma manera.

4.- Usted escribe, en su poema El regreso,

Era inevitable que volvieras al poema.

Todos vuelven.

La narrativa agota y confunde.

El periodismo envilece con sus prisas.

Te estaban esperando.

¿Para qué escribe poesía? ¿Qué le da la poesía a Santiago Gil? ¿Dónde encuentra la poesía, esa sensación de “inmensa libertad” a la que alude Borges?

La poesía está en todo lo que escribo. No hace falta rimar para escribir poemas. Creo en el trabajo y en la disciplina diaria, pero reconozco que los versos salen cuando ellos quieren. A mí me ha salvado la poesía muchas veces. Me tranquiliza saber que existe.

5.- El reciente otorgamiento del Nobel de Literatura a Bob Dylan ha causado polémica ¿Qué opinión le merece el que le hayan otorgado el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan? ¿A quién o quiénes se lo hubiera otorgado si la decisión estuviese en sus manos? ¿Qué reflexiones le suscita este nombramiento?

El Nobel está bien, a veces. A mí por ejemplo me sirvió para descubrir hace años a una poeta como Szymborska que releo siempre que puedo. Puestos a enfadarme pondría el grito en el cielo por aquellos grandes que nunca lo consiguieron, ese hecho hace que ese premio no tenga para mí ningún ascendente que vaya más allá de la anécdota. Que eligieran a Echegaray en lugar de Galdós dice mucho de la visión de miras de la Academia Sueca, o que se lo dieron a Churchill y que nunca lo ganaran Tolstoi, Proust, Joyce, Kafka, Nabokov o Borges. Casi parece que han ido en la dirección opuesta al canon de los grandes escritores. Lo de Dylan me parece una boutade, una forma de llamar la atención. Dylan es un grandísimo cantautor con letras prodigiosas; pero creo que había muchos escritores de libros que merecían ese premio. Que Philip Roth, por ejemplo, se quede sin Nobel porque se lo dan a Dylan me parece una broma de mal gusto.

6.- De los fetasianos a la generación 21, ¿Qué opina del discurrir artístico y, especialmente literario, en Canarias? ¿Hacia qué rumbos cree que se encamina? ¿Se atreve a vislumbrar cómo sería la próxima generación de escritores canarios? ¿Qué hace falta, y qué sobra, en la literatura canaria?

Hay mucha gente escribiendo en Canarias que merece la pena, en Canarias, en Bogotá, en Sydney y en Amberes. Me quedo con la literatura de todas partes. Es verdad que ahora mismo vivimos un gran momento, sobre todo en narrativa, en las islas. En poesía casi siempre se ha vivido ese momento, aunque se empeñaran en ignorarlo en la Península. Ya que se ha citado mucho a Borges recuerdo lo que él decía de los escritores y el paso de los años. No creo que sobre nadie. Cada cual hace lo que puede y sigue su camino. Ya luego será el tiempo, como decía Borges, el que ejerza de antólogo.

7.- Usted ha escrito escribe en su texto ArteMisia (Ciclotimias, Manual de contradicciones). “Las mujeres se han tenido que rebelar durante siglos para poder respirar y crear en sociedades que quisieron cortar sus alas alejándolas de la cultura y de esa educación que es al final el único asidero, y también la única brújula, que realmente vale para no extraviarnos para siempre entre las sombras de los bosques de la vida.” ¿Cómo aplica esto al caso de las mujeres escritoras? ¿Cree que existe una “literatura femenina”? ¿En qué se diferencia de la creada por hombres? ¿A cuáles escritoras le gusta leer?

Le repito lo mismo que antes cuando hablamos de escritores canarios, bosquimanos o neozelandeses. Yo hablo de literatura. Por tanto tampoco diferencio entre hombres y mujeres, sino entre quienes me emocionan y me sorprenden con sus escritos y quienes no me conmueven. Es verdad que el hecho de que a la mujer se le negara durante siglos el acceso a la cultura y la igualdad de oportunidades hizo que casi no hubiera escritoras. Ahora, por lo menos en los países occidentales, hemos ido alcanzando esa igualdad, y de esa igualdad salen escritoras maravillosas. Eso es lo que debemos de fomentar, la igualdad de oportunidades. Ya luego la literatura y el talento creo no tienen nada que ver con el sexo sino con las vivencias, las lecturas y las heridas que cada cual precisa curar con la escritura.

9.- Los gnósticos decían que la única manera de librarse de un pecado era cometerlo. ¿Qué pecados literarios –si es que existen- ha cometido?

En la literatura no se peca nunca. Todo está permitido. Y si no te gusta algo de lo que has hecho, lo único que tienes que hacer es cambiar y seguir aprendiendo para escribir un poco mejor cada día. Al que fuiste un día le debes todo lo que eres hoy. Tampoco mañana me gustaría renegar del que ahora te contesta esta pregunta. He escrito siempre lo que he querido, y espero seguir haciéndolo toda la vida.

Contrapunteo

Un paisaje entrañable: Guayedra.

Una canción: Lucía, de Serrat.

Una nostalgia: La infancia.

Una derrota: La muerte de cualquier ser querido.

Un viaje: Nueva York siempre que pueda.

Una culpa: No es una culpa, las veces que he tenido que tomar decisiones que entristecieron a otras personas. Nunca puedes contentar a todo el mundo todo el tiempo.

Un libro que no haya querido terminar de leer: El amor en los tiempos del cólera.

Un libro imprescindible: Madame Bovary.

Un sueño: Poder ir a la playa todos los días y hacer lo que me apetezca.

Un maestro: María Teresa Ojeda, que fue mi profesora de Literatura en el instituto.

Quisiera sus comentarios sobre los siguientes versos pertenecientes a su poemario Trasmallos

Del poema Huecos

Escribe y luego vive, por ese orden.

Y ama si quieres eternizarte un poco más.

La vida solo se cuenta en la sencillez del verbo.

“Poco que decir. Quizá que escribir y vivir son verbos intercambiables todo el tiempo, y uno no sabe a veces cuándo está escribiendo para seguir vivo y cuándo vive para luego seguir escribiendo.”

Del poema Caricias

solo en la caricia nos queda algo de revolución

“Nos quedan muchos cambios y muchas revoluciones para que este mundo sea más habitable.”

Del poema Divinos

Por eso solo nos puede curar el amor,

El divino amor que un día aparece para salvarte.

“A estas alturas no le encuentro otro sentido a la vida: amar y ser amado. Todo lo demás es mentira.”

Del poema El viaje

el viaje casi siempre decepciona

“Decepciona si uno no viaja también hacia sus adentros en cada paso.”

Del poema Amanuenses

Las pantallas solo guardan la asepsia del poema.

“La vida, como la palabra, palpita lejos de las pantallas.”

Del poema La Fiesta

No digas que no te lo advirtieron.

Vivir es jugar al escondite contra uno mismo.

“El fingidor del que hablaba Pessoa, ese otro que nos acompaña a todas partes, todos los otros que somos sin darnos cuenta, y todos los que seremos con el paso del tiempo.”

Del poema El piano:

Tú solo tienes que fingir que interpretas.

Como en la vida.

“Así es. Como en la vida.” 

Ángela Molina Calzadilla

Ángela Molina Calzadilla

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