La verdadera Alicia del país de las maravillas: Alicia Liddell

04.08.2025 | Redacción | Escrito

Pilar Medina Rayo

Autora del libro:  Óbolos para Caronte

¡Caramba, qué raro es todo hoy! Y eso que ayer las cosas fueron normales.

Seguro que todos, en mayor o menor medida, hemos oído hablar del libro Alicia en el país de las maravillas, donde a través de sus páginas nos narra la historia de una niña que, por perseguir un conejo blanco que miraba insistentemente su reloj, cayó en una madriguera que la llevó a un país onírico.

Sin embargo, lo que seguramente muchos no saben es que esa Alicia surgida de la fértil imaginación de Lewis Carroll existió y se llamaba Alicia Liddel.

LA INVENCIÓN DE ALICIA.

Hace 160 años que Alicia se precipitó en la madriguera del Conejo Blanco. Las aventuras de Alicia comenzaron como una historia imaginaria que Charles Lutwidge Dodgson fue narrando a Alicia Liddell y a sus hermanas a lo largo de una “tarde dorada” de 1862.

Esta historia, escrita bajo el seudónimo de Lewis Carroll y publicada por primera vez en 1865, nunca ha dejado de imprimirse, siendo traducida a más de 170 lenguas, junto con su secuela, Through the Looking-Glass, and What Alice Found There (A través del espejo y lo que Alicia encontró allí), convirtiéndose en todo un clásico literario que forma parte del imaginario colectivo.

Todo comenzó una “tarde dorada” del 4 de julio de 1862, cuando Charles Dodgson remó por el río Támesis desde Oxford hasta Godstow acompañado por su amigo Robinson Duckworth y las hermanas Alice, Ehith y Lorina Liddell, hijas de Henry Liddell, decano del Christ Church College de Oxford. En el trayecto, Dodgson, primogénito de una familia numerosa y narrador nato acostumbrado a entretener a sus hermanos con historias y juegos cargados de imaginación, entretuvo a las tres niñas con un cuento onírico sobre las aventuras bajo tierra de una niña muy curiosa llamada Alicia.

Alicia Liddell, nacida en 1852, nació en Westminster y pasó gran parte de su infancia en Oxford. Era la tercera de diez hermanos, y fue la inspiración para el personaje de "Alicia" en la famosa obra de Lewis Carroll. Dodgson conoció a la niña cuando ésta apenas contaba cuatro años, se trataba de una niña audaz, curiosa y ávida por aprender.

Alice Liddell vivió con su familia en el decanato del Christ Church College de Oxford, en la vivienda vecina a la de Dodgson. Hoy en día se la considera una de las primeras y más decididas heroínas en la literatura infantil. La verdadera Alicia le suplicó a Dodgson que escribiera la historia para poder conservarla como recuerdo. Así, ese relato oral acabaría siendo “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”. El libro arranca con un poema que rememora cómo cobró forma la historia: “Todos en esa tarde dorada / sin prisas nos deslizamos”.

A sugerencia de su amigo, George MacDonald, escritor de género fantástico, en 1863 Dodgson decidió publicar aquella historia protagonizada por Alicia bajo su nuevo seudónimo, Lewis Carroll. El primer manuscrito de la historia de Alicia, cuidadosamente ilustrado por el propio Dodgson que tardó casi dos años en perfeccionar unas imágenes para las que se inspiró en la Alicia real, es la primera versión de la historia, titulada inicialmente Alice´s Adventures Under Ground (Las aventuras subterráneas de Alicia). Dodgson pidió permiso a Alicia Liddell para publicar una copia del manuscrito original, donándose las ganancias a organizaciones benéficas para la infancia.

El libro fue un éxito rotundo. Solo un año después de la publicación de “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, Dodgson afirmó que tenía en mente la idea de “escribir una especie de secuela titulada “La casa del espejo”.

A través del espejo y lo que Alicia encontró allí” apareció publicado en diciembre de 1871. Las críticas fueron muy positivas, lo que reavivó el interés por su libro predecesor, cuyas ventas se duplicaron en un año. Las nuevas ilustraciones realizadas por John Tenniel consolidaron la imagen más icónica e imitada de Alicia, con sus características medias a rayas y su cintra negra para el cabello, prenda conocida hoy como “cinta de Alicia”

UN ÉXITO INMEDIATO: EXPANSIÓN Y DIFUSIÓN.

Hacia el final de la era victoriana, los libros de Alicia habían alcanzado una enorme popularidad y se habían traducido a lenguas de todo el mundo. En 1886 se adaptaron por primera vez al teatro, en este caso un musical. No obstante, Dodgson (Carroll) se negó a que los dos libros se mezclaran, por lo que se escenificaron en dos actos separados. El musical tuvo una más que buena acogida popular. De esta forma, Alicia vivió también una nueva vida en el escenario cuando la historia se adaptó para espectáculos teatrales, musicales y de danza.

PRIMERA ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA: ALICIA MUDA.

La primera adaptación cinematográfica de Alicia, dirigida por Cecil Hepworth y Percy Stow, se remonta a 1903. Hacía cinco años que Lewis Carroll (Dodgson) había fallecido. Con sus diez minutos de metraje, fue la película más larga producida hasta entonces en Gran Bretaña y con gran fidelidad, en la medida de lo posible, a los célebres dibujos de Tenniel. En ella se emplearon trucajes que en ese momento resultaban totalmente innovadores para resolver escenas como la del pasaje en el que Alicia se encoge.

En 1915 tendrá lugar el estreno de la versión estadounidense de W.W. Young, con una duración de más de cincuenta minutos y en la que los intérpretes llevan unas máscaras que les cubren la cabeza y trajes que replican las ilustraciones de Tenniel de una manera cuidada y sofisticada.

ALICIA EN HOLLYWOOD.

En 1931 el inmortal personaje hizo su debut en el cine sonoro. El cine de Hollywood remodeló el aspecto de Alicia para adaptarlo a un público más amplio y comenzó a presentarla menos niña y más como una joven que luce prendas glamurosas y una melena rubia platino. El avance de la tecnología audiovisual permitió dar vida a un país de las maravillas en tecnicolor, mientras los estudios proponían finales alternativos, a los originales recogidos en los libros, con el fin de satisfacer a un público formado en los valores impuestos por la industria de Hollywood.

Walt Disney también quedó seducido por la denominada “fiebre aliciana”, por lo que registró el título Alice in Wonderland para el cine en 1938. Sin embargo, el proyecto que se llevó a cabo por el escritor Al Perkins para los diálogos, y David Hall, artista del estudio, para el desarrollo del tratamiento visual, no encajó con la idea de Disney en cuanto al concepto de película familiar, por los que la película quedó aparcada durante varios años.

LA VERDADERA ALICIA A SU LLEGADA A EEUU EN 1932.

Alicia Liddell se casó con Reginald Hargreaves y tuvieron tres hijos. Después de vender el manuscrito original de Alice´s Adventures Under Ground (Las aventuras subterráneas de Alicia) en una subasta pública en 1928, la verdadera Alicia atrajo una gran atención mediática y fue invitada a visitar Estados Unidos. En 1932, para conmemorar el centenario del nacimiento de Lewis Carroll, Alice Hargreaves (de soltera Liddell), la verdadera Alicia, ya octogenaria, viajó a Estados Unidos.

En sus últimos años se sintió abrumada por la fama asociada al personaje, expresando cansancio de ser recordada como “Alicia”. Sin embargo, tras ver la película producida por la Paramount en 1933, declaró: “Estoy encantada y ahora, además, estoy convencida de que el cine sonoro es el único medio posible para la interpretación de este libro tan querido…”. Murió en 1934.

En 1948, un grupo de adinerados benefactores devolvió el manuscrito original a Inglaterra como regalo para conmemorar la valentía del pueblo británico durante la Segunda Guerra Mundial.

Los libros de Alicia son un prodigio de imaginación donde se enfrenta la inocencia y la curiosidad de la infancia a un mundo adulto ilógico y lleno de absurdos. Sin duda, a través de ellos, los lectores de cualquier edad disfrutaremos de una maravillosa “tarde dorada” mientras nos deslizamos entre sus páginas.

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