27.11.2021 | Redacción | Opinión
Por: Christopher Rodríguez.
Técnico en Administración de Empresas.
Escritor, autor de la novela “El Lince”. Mercurio Editorial. Año 2020.
¿A quién no le ha pasado eso de salir de “tranqui” y terminar a las siete de la mañana desayunando churros con chocolate sin ser fin de año? Estimado lector, esa sonrisilla que se les acaba de dibujar en la cara le delata.
Y es así. A todos, en mayor o menor medida, nos ha pasado alguna vez. Conozco casos de gente que un sábado por la noche deciden salir a cenar y terminan cogiendo un barco el domingo por la mañana para ir a ver a un amigo a Tenerife. O quienes salen a tomar algo y terminan en la casa de alguien que no conocen, con gente que no conocen sin saber qué demonios hacen allí. No, no son ejemplos propios puestos en tercera persona. No me sea usted mal pensado, por favor.
Y también hay gente que sale un sábado por la noche a dar un paseo y sin saber cómo, acaban en una misa franquista, llena de franquistas, de banderas con el aguilucho y de calendarios de 1936. ¿A quién no le ha pasado?
A Pablo Casado, el señor del master, líder del PP a tiempo parcial y experto en apoyar una cosa y la contraria al mismo tiempo, le ocurrió. Sí estimado lector, a él también. La diferencia es que usted y yo, para empezar, no vamos a misas en honor al dictador, no somos personajes públicos y no aspiramos a gobernar un país. Y ya puestos a pensar, mira que no hay cosas que hacer un sábado por la noche en Granada.
Si ya de por sí la acción fue de una torpeza mayúscula, la justificación a tal torpeza fue otra torpeza aún mayor. Solo faltó decir que en la iglesia nadie sabía de qué iba la misa. O peor aún, que no sabía que aquello era una iglesia, que ni siquiera si era misa o que aquellos señores tan simpáticos que desafinaban al cantar mientras alzaban la mano, eran una peña del Granada C.F.
A estas alturas, ya nada impide pensar que Pablo Casado, cuando era joven, feliz e indocumentado, entró en la sede del PP sin saber qué era aquello, y lo afiliaron para que iniciase, entre despiste y despiste, una prometedora carrera en la derecha política española.
El problema ahora para Casado y el PP es mayúsculo; Primero porque a ver cómo justifican que son un partido cuyas tesis van en consonancia con los partidos demócrata cristianos liberales europeístas de Alemania, Bélgica o Finlandia. Y segundo, que ese “error” les acerca a la extrema derecha de Vox y les separa del resto de partidos, y la justificación del error les separa de Vox y les convierte en objeto de mofa del resto de partidos y en meme de la sociedad.
Por no hablar de que todavía, en pleno siglo XXI, y con una ley de Memoria Democrática aprobada, en España se permitan actos de enaltecimiento del fascismo golpista que acabó con la democracia a base de tiros y fusilamientos. ¿Se imagina usted que al sucesor de Ángela Merkel lo pillen asistiendo a una misa en la que se rinde homenaje a Hitler y al partido nazi? Para hacérselo mirar.
Imagen: Christopher Rodríguez | CEDIDA