Adinerados solidarios y ricachones egoístas.

23.10.2017. Redacción / Opinión.

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Cada día tengo más claro que la posesión de grandes sumas de dinero no es sinónimo de felicidad, porque la felicidad no depende de los bienes materiales que uno pueda llegar a poseer, sino de otras cuestiones que tienen que ver más con el espíritu de cada persona, y con valores personales y morales, como la ética, la honradez, la bondad y otras virtudes.

También es cierto que no es más feliz quien más tiene, sino el que, sin ser conformista, no necesita de excesivas comodidades, placeres vacíos y lujos que realmente no son imprescindibles para vivir con dignidad. Porque muchos de esos ricachones, aparte de aspirar a tener más dinero y más bienes materiales, no tienen mayores objetivos vitales en este tránsito terrenal.

La gente muy acaudalada, con sus honrosas excepciones, suele ser avara y egoísta y en estos tiempos que corren se está poniendo de moda, entre los poseedores de grandes fortunas, la afición por comprar grandes extensiones de terrenos rurales y ponerlos en explotación agropecuaria, con el fin de producir cultivos ecológicos para su autoconsumo, sabedores como son de la manipulación alimentaria a la que son sometidos muchos comestibles vegetales y los ganados destinados a consumo humano.

Piensan, como los que mandan construir búnkeres antinucleares en los sótanos de sus viviendas, que la eternidad es también un valor de mercado y creen que nunca se van a morir si consumen lechugas o frutas cultivadas de manera ecológica o se alimentan a base de huevo y carnes totalmente "naturales". E ignoran que la salud ni se compra ni se vende, porque la muerte nos llega a todos, tarde o temprano.

Este es la forma de entender la existencia algunas personas obsesionadas por el dinero y por pretenden alargar todo lo que se pueda una efímera existencia, en la creencia de que aquí se puede comprar absolutamente todo, hasta la vida.

Uno prefiere a otro tipo de seres privilegiados, que también poseen grandes fortunas, pero que son más solidarios y menos egoístas, como por ejemplo el futbolista madeirense Cristiano Ronaldo, una de las estrellas del Real Madrid, jugador luso del que se ha sabido estos días que ha sufragado los gastos sanitarios ocasionados por más de trescientas personas que resultaron heridas en los recientes incendios forestales sufridos en Portugal recientemente.

Para Cristiano seguramente ese gasto no será oneroso, por las escandalosas sumas de dinero que gana cada año jugando a la pelota, que en comparación sería como si uno de nosotros colaborar con una ONG con una moneda de 50 céntimos de euro. Pero no se trata de los ceros que tenga una cifra, sino del detalle.

Por eso hay que diferenciar la actitud de un tipo de ricos como Ronaldo frente a los que me referí anteriormente. ¿No creen, amables lectores?

 


 

Paco Pérez

Paco Pérez

Paco Pérez

Buscar en Tagoror