22.08.2022 | Redacción | Opinión
Por: Óscar Izquierdo
Presidente de FEPECO
La semana pasada escribí un articulo titulado “Sandias”, que sinceramente no esperaba que tuviera tanta repercusión, aceptación y conformidad con lo allí expresado, por ser un tiempo de asueto y en pleno mes veraniego, pero la realidad es sorprendente, porque mucha gente se sintió identificada, por un lado, con lo que se expresaba, aprobándolo totalmente, lo cual me reafirma en lo escrito y otros, porque desenmascarados, quedaban descubiertos o enfadados, pero eso es su problema.
El citado texto, se refería a esos personajes, muy conocidos en Tenerife, por su negacionismo permanente a todo, especialmente a la construcción de cualquier infraestructura, ya sea pública o privada, que son rojos por dentro y verdes por fuera, intentando camuflarse bajo el paraguas ecologista, escondiendo sus verdaderas intenciones, especialmente sus estrategias políticas, para imponer sus posicionamientos ideológicos, incluso por la fuerza de los hechos si es necesario y no por el convencimiento, las necesidades estructurales del territorio, la demanda ciudadana o la racionalidad.
Van desde un marxismo descafeinado, trasnochado y fracasado, parecido aquel eurocomunismo que se intentó aplicar al comienzo de la Transición política en España y por cierto, también en Francia e Italia, con el mismo resultado desastroso o el comunismo de un país y dos sistemas como en China, donde coexisten métodos económicos y políticos diametralmente opuestos, es decir, el capitalismo y el socialismo real, en distintas zonas del gigante asiático, según convenga a su economía. Utilizan los términos ecosocialistas, sostenibilidad, ambientalismo y otras demonizaciones de moda, para despistar y apuntarse a la corriente mayoritaria a nivel global, perfectamente orquestada, de una preocupación general por el medio ambiente.
Son verdaderos camaleones, no sólo por su capacidad extraordinaria de cambiar de color según convenga, dándole lo mismo vestirse de morado, rojo, verde o cualquier paleta de colores, porque anteponen sus intereses partidistas y sobre todo, sus enormes egos personales, que los lleva a enfrentamientos cainitas entre ellos mismos, públicos en las redes sociales, despreciando el interés general y por encima de todo, despojando a la persona y al núcleo familiar, como lo primordial, primario y esencial.
El camaleón tiene como principal razón para adaptarse a los distintos lugares, la supervivencia, con el fin de pasar desapercibido, debido a su capacidad de mimetismo con su entorno, que lo hace imperceptible. Lo que le permite defenderse de sus depredadores y atacar a sus presas con ventaja y facilidad. Los ínclitos noistas endémicos de nuestra isla, hacen lo mismo, se camuflan en múltiples organizaciones, foros, corporaciones o entidades, con nombres pintorescos y llamativos, puro marketing, pocos miembros, revoltosos y ruidosos, por cierto, la característica primordial de las minorías. Desde ahí, envían a sus huestes, cual ejército en campaña, nunca mejor dicho, preparadas, con experiencia y profesionalizadas, porque de algo tienen que vivir. Otra cosa es quien paga, para sujetar, detener, estancar, estorbar, obstaculizar, inmovilizar, impedir, dilatar, demorar o atascar, cualquier inversión que quiera implantarse en Tenerife. Esto es importante y habrá que clarificarlo.
Se trata de buscar cualquier disculpa, para justificar lo inaceptable. Ya no les valen los escarabajos, están muy choteados, fuera de moda, lo último es la aparición de restos aborígenes que, por casualidad, nadie había encontrado antes y ahora aparecen por doquier, sobre todo, en el lugar preciso de comienzo de alguna obra. Estaremos pendientes de la próxima maniobra a inventar, que seguro aparecerá.
Junto a esta táctica, vieja y conocida, con el fin de que algunos puedan seguir manteniéndose económicamente, de lo cual habría que hablar mucho, también aplican el aposematismo, es decir, los organismos que adoptan coloraciones llamativas y estridentes para disuadir a sus depredadores y enemigos. Ellos lo traducen en sus acciones coloristas, estrambóticas, estrafalarias y excéntricas, buscando notoriedad, pero, sobre todo, poder seguir viviendo del cuento, aunque perjudique a Tenerife.
Imagen de archivo: Óscar Izquierdo, presidente de FEPECO