Comer poco alarga la vida

10.04.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopeego@hotmail.com

Siempre se ha dicho que es muy sano comer como un pajarito y más a menudo de lo que lo hacemos. Ya afirma el viejo refrán español de que "de grandes cenas están las sepulturas llenas". Parece claro que ingerir pocos alimentos alarga la vida de las personas.

Muchos nutricionistas y dietólogos recomiendan la ingesta de alimentos cinco o sea veces al día, en pequeñas cantidades y no concentrar la alimentación en el desayuno, almuerzo y cena. Se ha demostrado científicamente que es más saludable comer un "tentempié" a media mañana y procurar merendar algo, para que las cenas sean más ligeras.

Se han hecho en los últimos años diversos experimentos con primates y se ha podido comprobar que los que consumían menos alimentos y en más ocasiones tenían una vida más larga.

Ahora, la acción positiva de esa restricción calórica sobre el metabolismo humano ha sido también demostrada, gracias al programa CALERIE (por las siglas en inglés de Evaluación Exhaustiva de los Efectos a Largo plazo de la Reducción de la Ingesta de Energía), patrocinado por los Institutos Nacionales de Salud de EE UU, y en el que participaron 200 adultos sanos y no obesos a los que se les controló a lo largo de dos años.

En una de las últimas fases del estudio, cuyos resultados se publicaron el mes pasado, se examinó a 53 participantes del mencionado programa en el Centro de Investigación Biomédica Pennington, en Luisiana, donde hay cuatro cámaras metabólicas de última generación. "Son como habitaciones de hotel pequeñas y selladas que miden, minuto a minuto, la cantidad de oxígeno que usan los ocupantes y la cantidad de dióxido de carbono que exhalan. Esto permite a los investigadores controlar cómo los ocupantes usan la energía con una precisión sin precedentes". La relación entre el O2 y el CO2, combinada con el análisis de nitrógeno de la orina, indica si la persona está quemando grasas, carbohidratos o proteínas.

Los participantes del ensayo, de entre 21 y 50 años, fueron asignados en dos grupos al azar. Treinta y cuatro de ellos conformaron el grupo de prueba y redujeron su ingesta de calorías en un promedio del 15%, y otros 19 constituyeron el grupo de control y comieron como de costumbre.

Al final de cada uno de los dos años, todos se sometieron a una serie de pruebas relacionadas con el funcionamiento general del metabolismo y los marcadores biológicos del envejecimiento, como los daños asociados a los radicales libres. Los datos evidenciaron que las personas que habían seguido la dieta hipocalórica empleaban la energía de forma más eficiente mientras dormían que los integrantes del grupo de control. Es decir, requerían de menos energía para mantener el organismo en reposo, porque su masa corporal era menor. Su organismo "se gastaba menos".

Lo ideal, según miembros de este centro de Luisiana, sería que ideal que el estudio se prolongara durante décadas, para poder valorar exactamente de qué forma redunda esa restricción calórica en la esperanza de vida de una persona.

Una alternativa sería seguir una dieta restrictiva solo unos pocos días al mes, lo que ya se está estudiando, por ejemplo, en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles y que parece que podría dar los mismos resultados, según afirma el investigador de esta institución, el gerontólogo Valter Longo, un bioquímico italiano al que llaman "el gurú de la longevidad", que aboga por una dieta basada en verduras y la práctica de ayunos periódicos.

Todos estos estudios relacionados con la ingesta de alimentos concluyen que es mejor comer menos cantidades y más veces al día y desaconsejan las grandes panzadas. Habrá que tomar nota.

Paco Pérez

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