El ser humano destruye su propio escenario

27.04.2019 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

No hay duda de que el ser humano es el mayor depredador de su propio planeta tierra. Un informe de ECOticias.com / Red / Agencias; describe claramente lo que el ser humano capaz de realizar en el escenario donde vive.

La polución del Medio Ambiente es una triste realidad; hay ciudades en las cuales es casi imposible respirar aire puro y por culpa del smog que flota en el ambiente sus habitantes no saben lo que es apreciar un cielo nocturno estrellado.

La gente sufre enfermedades respiratorias, asma crónica y alergias, debido a la cantidad de partículas que están suspendidas en el aire y a los gases contaminantes emitidos por las industrias y los coches. Hay sitios donde es impensable salir a la calle sin un tapabocas o colgar una prenda en el balcón para que se seque, por que en pocos minutos se ennegrece.

Plástico: La desidia del ser humano no tiene límites a la hora de deshacerse de la basura que él mismo genera al consumir. Pero este no es un mal que se limite a las ciudades, ya que en la cima del mundo, el Monte Everest, los escaladores han dejado una muestra patente de la falta de consideración generalizada y el desinterés por el cuidado del Medio Ambiente.

Es tanta la basura acumulada en las diversas etapas del ascenso a la montaña más alta del mundo, que las autoridades han tenido que tomar medidas extremas y obligan a los escaladores que al bajar traigan al menos 8 kilos de desechos (suyos y ajenos), con el fin de “limpiar” este increíble y casi inaccesible lugar.

Ríos de plástico: No uno ni dos ni tres ríos del mundo tienen su superficie cubierta de plásticos y desechos, sino que son cientos las corrientes de agua que para poder ser navegadas se rema entre basuras de la más diversa índole.

En estos lugares es imposible usar otra cosa que no sean botes o barcas a tracción humana, porque las hélices de los motores no durarían ni cinco minutos. La biodiversidad de fauna y flora se ha perdido hace mucho tiempo y la gente sobrevive seleccionando de los que flota, lo que pueda reutilizar o vender.

Aguas contaminadas: El nivel de contaminación que sufren las aguas de nuestro planeta, en especial las fuentes de agua dulce es tan dramático, que los elementos tóxicos han llegado a las capas freáticas más profundas.

Esto implica que los vertidos (legales e ilegales) industriales, los restos de pesticidas y hasta los desechos cloacales, penetran en la tierra y también envenenan el agua de abajo hacia arriba durante décadas.

Vertidos de petróleo: Los grandes accidentes, como el del Prestige, el del Exxon Valdez o la explosión de la plataforma de la BP en el Golfo de México, son situaciones puntuales que causan un daño al Medio Ambiente de grandes dimensiones y con graves consecuencias.

Pero cada día, en cada puerto del mundo donde existe trasiego de petróleo entre los barcos que lo transportan y los depósitos donde se almacenan, hay pérdidas ingentes de este combustible fósil, que sumados dan cifras escalofriantes, a veces similares a las de los vertidos de los accidentes mencionados.

Eutrofización: Los desechos que se depositan en las aguas contienen elementos que las plantas acuáticas y las algas usan como nutrientes, de esta manera crecen de forma desmedida y provocan estragos en el Medio Ambiente de las costas, haciendo cada vez más difícil la supervivencia de los lugareños que dependen de la pesca o de la piscicultura artesanal.

Este fenómeno llamado eutrofización tiene otras consecuencias nefastas, ya que cada planta que muere se deposita en el fondo dónde al descomponerse genera metano, que contribuye a envenenar más las aguas y a romper el equilibrio de los ecosistemas.

Desecado de humedales: Donde antes había humedales naturales, hoy la estampa es aterradora. En muchos puntos del planeta éstos han sido drenados con el fin de conseguir tierras de cultivo para alimentar a una población creciente y ávida de consumir cada día más, sin preocuparse de las consecuencias que ello tiene sobre el Medio Ambiente.

Deforestación: No solo en el Amazonas, que es donde se tomó la fotografía y se considera el “pulmón del planeta”, se produce una deforestación indiscriminada y agresiva, sino en muchos otros puntos del mundo.

Allí donde hay árboles, el ser humano únicamente ve la posibilidad de talarlos y vender la madera y luego usar las tierras para cultivos, en vez de preservar ese tesoro natural en bien del resto de la humanidad, que crece diariamente y necesita de la oxigenación del aire para vivir.

Basura electrónica: El afán de tener el mejor móvil, la Tablet de última generación o el ordenador más rápido, genera una ingente cantidad de basura electrónica que es muy difícil de reciclar o destruir y que genera un alto nivel de contaminación del Medio Ambiente.

Los países desarrollados han tenido la “genial idea” de vender esos desechos a países emergentes ávidos de trabajar en lo que sea y de esa forma ciudades como Guiyu en China, el barrio de Agbogbloshie en la capital ghanesa de Acra y Lagos, la capital de Nigeria (por nombrar algunas), se han convertido en verdaderos basurales electrónicos.

Guerras: Las guerras no solo son enfrentamientos entre seres humanos, sino un ataque directo al Medio Ambiente del lugar donde se desarrollan los combates y los ataques y de los sitios utilizados para probar las armas con las que matarse unos a otros.

Los daños medioambientales que se infringen no suelen ser tenidos en cuenta, pero cuando las guerras acaban, la paz para los habitantes del lugar viene acompañada de aguas tóxicas, bombas sin explotar, tierras de cultivo envenenadas y destruidas y cientos de secuelas más.

Rafael J. Lutzardo Hernández

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