"Eso son cosas de mujeres", decían

15.03.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Aunque a muchos jóvenes de hoy en día les parezca increíble, es absolutamente cierto que las personas del sexo femenino estaban marginadas en la vida cotidiana de este país, sobre todo en la triste etapa de la dictadura franquista, que el pueblo español tuvo que soportar durante cuarenta larguísimos años.

Durante aquellos oscuros tiempos del régimen opresor, las mujeres ocupaban un lugar secundario en la sociedad y eran muy pocas las que trabajaban fuera de casa, a no ser que se mantuvieran en estado de soltería, porque la inmensa mayoría de ellas dejaban sus actividades remuneradas al contraer matrimonio, porque el hombre era el cabeza de familia y el único que podía, como tal, mantener económicamente a la unidad familiar.

Era común pensar que la misión de las mujeres era la de ser fieles y obedientes esposas y demostrar su capacidad natural para procrear, porque desde instancias oficiales se fomentaba la natalidad y nos hacían creer que cuanto más numerosas fueran las familias más feliz seríamos (y un jamón). En ese sentido, el régimen del pequeñito general se preocupó de establecer importantes premios nacionales, con espléndidas dotaciones económicas, para aquellos matrimonios que tuviesen, como tuvieron, doce, trece o más hijos.

La ignorancia siempre ha sido muy atrevida y en aquellos años no había llegado ni la televisión a España y solo poquísimos habitantes disfrutaban leyendo un buen libro en un cómodo sillón o en la cama casi todas las madrugadas.

La mujer era un cero a la izquierda para muchas cosas. No podía, por ejemplo, abrir una cuenta corriente en un banco a su nombre sin la autorización de su marido. Sin embrago, eran valoradas (no siempre) por su sacrificado trabajo en el hogar, pues se encargaban absolutamente de todo: de lavar y planchar la ropa, de cuidar y criar a los hijos, de hacer la compra y de comer para todos, de limpiar el polvo y de fregar, porque "eso son cosas de mujeres", decían, como agradar sexualmente a sus esposos y fingir orgasmos en el lecho conyugal por las noches, antes de dormir...

Por mi edad, he conocido a muchos machistas de catálogo amplio y detallado, que en su vida lavaron unos simples calzoncillos y que eran incapaces, por ejemplo, de saber cómo se freía un huevo en una sartén o se hacía un huevo duro guisado en agua hirviendo. Ni se preocuparon nunca de educar a los hijos, a no ser a base de medidas represivas y de castigos incomprensibles.

Afortunadamente las cosas han cambiado y hoy muchos hombres colaboramos activamente en las tareas domésticas, aunque todavía queda mucho camino por recorrer en cuanto a la igualdad de géneros. Y por eso estoy completamente de acuerdo con la huelga femenina convocada en este país, hace unos días. ¿Qué quieren que les diga? Pues sí. Más claro, agua y en botella de cristal.

Paco Pérez

Paco Pérez

Paco Pérez

Buscar en Tagoror