Paco Pérez23.12.2018. Redacción | Opinión
Por: Paco Pérez
pacopego@hotmail.com
Como se dice tradicionalmente todos los 24 de diciembre, esta noche (por mañana) es Nochebuena y mañana Navidad. Es la frase del clásico villancico que hemos oído desde que nacimos y un año más, afortunadamente, podemos repetir la cantinela porque estamos vivitos y coleando.
Ya les comenté ayer que esta noche vamos a cenar en una casa de religiosas filipenses, en La Laguna, en buena compañía y en un gran ambiente, porque allí sí se celebra como Dios manda el nacimiento de Jesucristo, de una manera sencilla y sin grandes lujos y no hay excesos de ningún tipo, ni falta que hace.
Este año voy a desaparecer del mapa por unas horas, hasta por lo menos el día 26 a mediodía y no pienso encender el teléfono móvil ni andar por las redes sociales, porque uno termina realmente exhausto de recibir y de tener que contestar centenares de mensajes de whatsapps, de messenger y de otras plataformas, por lo que ya he puesto una especie de comunicado a todos mis contactos para advertirles que estaré ausente hasta pasada la Navidad.
Creo que, de esta manera, hago un necesario ejercicio de higiene mental, porque son tantos los mensajes que llegan a cada uno de nosostros en estas fiestas que desbordan nuestra capacidad de contentar a todo el mundo, de constestar adecuadamente los buenos deseos y, también, para no perder el tiempo viendo y escuchando muchas tonterías, que se dicen por decir, sin otra mejor intención.
El día 25 me voy a echar a la bartola, como decíamos en mis tiempos juveniles y no voy a disparar un chícharo. De vez en cuando es recomendable ausentarse del mundanal ruido y olvidarse de todo por unas horas, entre otras cosas para no volvernos más locos de lo que estamos y tratar de vivir en paz con uno mismo.
Así, queridos lectores, pudo darles la enhorabuena porque no tendrán que leer comentarios de este humilde comunicador en los dos próximos días, con permiso del director de Tagoror, un valiente diario digital tinerfeño y canario en el que colaboro habitualemente y con mucho gusto, porque es un placer escribir en un medio donde se respeta la libertad de opinión y en el que caben diversas y múltiples formas de entender la vida. Hasta muy pronto.
