Hablemos del tiempo

28.01.2018. Redacción / Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Cuando escribo estas líneas estoy de buen humor y hoy no me voy a referir a asuntos que me ponen de mala leche, como el hecho de que el presidente del Gobierno de Canarias y varios de sus consejeros tengan un centenar de asesores y cargos de confianza, que cuestan al erario público de este Archipiélago varios millones de euros cada año.

Vamos a ocuparnos del tiempo atmosférico de la Islas, que siempre es un tema recurrible en cualquier conversación cuando no queremos profundizar en asuntos más serios. Hablar del tiempo es el recurso al que más acudimos cuando conocemos a alguien, nos subimos a un taxi y queremos charlar con el conductor o cuando nos apetece romper el hielo con otros pacientes en la sala de espera de un médico.

Estamos atravesando un pequeño período en el que se han registrado en estas ínsulas temperaturas por debajo de lo normal, aunque estemos en pleno invierno. Varias borrascas que han penetrado en el Archipiélago han hecho que tengamos unos días con temperaturas mínimas a las que no estamos acostumbrados, aunque todos sepamos que en estos peñascos atlánticos los cambios bruscos de temperatura suelen ser habituales, sobre todo en los territorio de mayor relieve, donde en pocos kilómetros podemos pasar de estar a veinticinco a veintiocho grados a tener doce o trece.

Lo que ocurre es que en Canarias los edificios, en general, han sido muy mal construidos por promotores ansiosos de ganar dinero fácilmente, y los materiales empleados son de escasa calidad, que no están acordes on el precio final de las viviendas ni responden a las necesidades de sus moradores para afrontar cambios de temperatura.

Numerosos edificios no cuentan con el aislamiento térmico y acústico deseables y las gran mayoría de las viviendas carecen de instalaciones para hacer frente a los cambios de temperatura, como aire acondicionado o calefacción centrales, algo que sí es habitual en las casas y moradas de otras zonas del país y prácticamente en toda Europa.

Es cierto que la variación anual de temperaturas en el Archipiélago no es muy pronunciada como en otras regiones del país, pero no tenemos por qué soportar ni el frío ni el calor en ninguna época del año en nuestros propios hogares. La culpa, sin duda, es de los constructores y promotores y de las autoridades que han permitido que se hayan levantado viviendas de escasa calidad. Y no nos refiramos a las promociones públicas de protección oficial, muchas de las cuales tendrán que derribarse por la aparición de aluminosis...

Paco Pérez

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