La mayoría de mis amigos están divorciados

13.08.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Canarias es una de la comunidades autónomas españolas donde mayor número de separaciones y divorcios se producen y algunos sociólogos y abogados de asuntos familiares no saben muy bien por qué.

Sea por lo que sea, es verdad que una buena parte de mis amigos están separados o divorciados de sus mujeres, algunos por manifiestas infidelidades cometidas y otros por diferentes motivos --que ellos sabrán--, pero lo cierto es que ya no conviven con sus mujeres y han vuelto a vivir solos o viven en pareja con otra chica, a la que ya conocían previamente o la conocieron con posterioridad a la ruptura sentimental.

También me llama la atención que la mayoría de las mujeres divorciadas o separadas que conozco, con hijos o sin ellos, no han vuelto a tener relaciones estables con otros hombres, y a lo más que han llegado es a mantener encuentros esporádicos o casuales con algunas de sus amistades, porque en general no quieren "ataduras" y, si les digo la verdad, encuentran su satisfacción sexual con diversos juguetitos eróticos, que reconocen tener para su intimidad, a los que incluso les ponen nombres, como "Manolito" o "mi niño bueno". Lo que les cuento es absolutamente cierto.

Ya pasó a la historia aquella creencia de que los únicos que teníamos derecho a la autosatisfacción sexual éramos los varones, "viciosos" del onanismo. O que las féminas no tenían por qué sentir placer. En ese sentido hemos evolucionado mucho, pero creo que asistimos a una época en la que las parejas tienen muy poca paciencia y las disoluciones matrimoniales o de convivencia se producen, a veces, sin motivos que realmente tengan una causa seria.

De cualquier forma, pienso que en cualquier relación de pareja, si la convivencia deja de tener sentido de ser, no hay que echarle nunca la culpa a una de las dos partes, porque casi siempre los responsables de esa ruptura son, en definitiva, las dos personas, en mayor o menor medida.

No sé si por su experiencia vital o porque era una mujer muy pragmática, mi difunta madre siempre decía que "los matrimonios de hoy en día no llegan en muchos casos a buen fin porque ambos cónyuges no aguantan nada. En mis tiempos --afirmaba-- "las parejas aprendimos a pegar y recomponer un jarrón cuando este se rompía, sin darle mayor importancia al asunto. Y ahora no es así".

No será quien esto escribe el que dé consejos o  lecciones a nadie, porque yo también me divorcié en su día, conviví durante algunos años con mi actual pareja, con la que contraje matrimonio hace ya casi un lustro. 

Lo escrito son, simplemente, unas reflexiones que quería compartir con ustedes, y solo eso, apreciados lectores.

Paco Pérez

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