Licencias de obras sepultadas

03.04.2023 | Redacción | Opinión

Por: Óscar izquierdo

Presidente de FEPECO

Lo venimos repitiendo, ya desde hace décadas, muchos años, de todas formas, distintas maneras, en cualquier lugar, foro o encuentro, con responsables políticos, pero no hay manera de que busquen una solución factible. El colapso en los ayuntamientos, en la concesión de licencias de obra mayor, en tiempo y forma, puede hacer quebrar al sector de la construcción y no exageramos, si decimos que a continuación, puede llegar, como consecuencia, una debacle en el resto de las actividades económicas. Un verdadero desastre, que produce mucho desorden y desconcierto, especialmente como final de un proceso de inacción, por incapacidad de gobierno eficaz de la cosa pública. Parece que somos extremadamente negativos o formuladores de pesimismo infundado. Pero la realidad nos da la razón. Llevamos denunciando esta anomalidad reiteradamente, pero nadie es capaz, por falta de valentía política y liderazgo en la gestión, de buscar los remedios oportunos, que ya no es que sean urgentes, sino que pasan al grado de imperiosos.

En estos momentos, en Canarias, hay millones de euros parados en expedientes o licencias para conceder, encima de las mesas de los funcionarios o si están teletrabajando, en los sillones de su casas o mejor dicho, en sus ordenadores, que no hay manera que se diligencien como exige la normativa vigente, en los plazos establecidos, ya que no hay ninguna exigencia de cumplimiento o productividad reglamentada. Es una especie de selva burocrática, donde cada cual, hace lo que quiere, sin exigencia de tiempo en las resoluciones, al faltar la cuantificación del trabajo realizado. Estamos refriéndonos a la generalidad y ¡cuidado, que no se moleste nadie!, porque si empezamos a decir los ayuntamientos y casos concretos que sufrimos diariamente, muchísimos, por esta tardanza a todas luces injustificable, al ser incapaces de conceder las licencias de obra mayor, para entendernos claramente, con fundamento, perderíamos mucho tiempo, que es precisamente lo que tenemos que ganar. No hay que ser catastrofistas, porque hay casos, muy pocos, que si cumplen reglamentaria y responsablemente. Por lo que, si algunos lo pueden hacer, se entiende que los demás, también lo podrían conseguir.

Hay licencias de obra mayor o expedientes varios, que están estancados desde hace años, diríamos que hundidos, como aquel juego de niños de los barcos. Nos dicen, además, molestos, ante nuestra insistencia, sin vergüenza, ni ponerse colorados, que tengamos paciencia, porque no hay personal suficiente. Que faltan informes sectoriales de otros departamentos, servicios o sencillamente, porque el funcionario o funcionaria de turno, está de baja, vacaciones o disfrutando de sus días propios y el compañero no se hace responsable, sino de lo suyo, para no malgastarse. Ya no hablamos de las rivalidades, enfrentamientos o pruritos personales internos, donde cada cual quiere resguardar su esfera de poder, aunque sea insignificante, sin contar con los antagonismos entre consejerías, concejalías, departamentos, servicios, que se hacen literalmente la guerra, para fastidiarse mutuamente.

Mientras tanto, cuando están ocurriendo estas cosas, muy conocidas, casi todo está paralizado y vacío, porque hay que teletrabajar, ya que dicen que es más eficiente. Se están luciendo, con la demostración que están haciendo, a la hora de resolver la documentación administrativa con la rapidez exigida por los ciudadanos y el conjunto del tejido empresarial o iniciativa privada. Las demoras las pagamos los empresarios y ciudadanos, mientras muchos empleados públicos, se dedican a defender su reino de taifa. Mientras tanto, las empresas esperando para comenzar las obras, reactivar la economía y crear empleo. Es un verdadero disparate, difícil de entender y más complicado de explicar racionalmente. Ya no encontramos, ni en las farmacias, ni en las cooperativas farmacéuticas, la medicina que nos aconsejan los políticos y la mayoría de los empleados públicos, las pastillas para la paciencia, porque están agotadas.

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