Los ofendiditos

12.01.2024 | Redacción | Opinión

Por: Alejandro de Bernardo

adebernar@yahoo.es

No me digan que no les ocurre. Que no les ha pasado. Cuántas veces han comentado con sus amigos, con sus amigas, las reacciones desproporcionadas, a destiempo o, simplemente, sin venir a cuento en relación a comentarios, opiniones, espectáculos o lo que sea… de algunas personas con la piel excesivamente fina o, tal vez, con oscuros intereses. Y no seré yo quien quiera marcar los umbrales de lo razonable, de lo ético o de la moralidad, solo invito a una reflexión sobre estas actuaciones que se repiten últimamente con demasiada frecuencia y que van mucho más allá de la broma de la estampita de la vaquilla y el Sagrado Corazón de Jesús que mostró la humorista Lalachús en las campanadas de fin de año.

Una docena de días después, aún colean y se mantienen las reacciones de no sé cuántos “ilustres” que se han sentido ofendidos por la broma. Porque objetivamente fue eso. Dudo que la cómica tuviese intención de molestar. Su humor no se caracteriza precisamente por tocar las narices innecesariamente a nadie. Puede que alguno de ustedes se sintiera ofendido. Está en todo su derecho, pero el mayor revuelo –que en el momento pasó prácticamente desapercibido y fue absolutamente intrascendente dentro del programa- ocurrió a partir de los días siguientes. Y lo veo más fruto del “vamos a rebuscar porque algo tiene que haber para sacudir a quienes están teniendo un éxito tan abrumador como inesperado” que en la potencial ofensa a las creencias religiosas.

Entre los ofendiditos, un señor escritor y muchas cosas más, con cuerpo de sílfide de gran belleza y un auténtico peso pluma como Fernando Sabater –el filósofo de la ética… manda huevos- no tuvo ningún reparo en escribir una columna en la que insultaba inmisericorde a la colaboradora de Televisión Española en estos términos: “Bitelchús o como se llame la tía gorda esa”… Santo varón, don Fernando: qué bien reza usted, caballero.

O Abogados Cristianos, Hazte Oír, Daniel Esteve (Desokupa), Alvise Pérez, Víctor Quiles, José Manuel Soto, VOX… Los incontinentes propagadores de bulos no se han cortado insultando sin miramientos a la cómica debido también al “incomparable daño” que hizo a sus católicas creencias por enseñar la estampita. No por superar en audiencia a todas las demás cadenas de televisión, sino por la estampita. Ya. Toda esta panda de manipuladores se hacen las víctimas cuando son ellos los victimarios. De sus insultos y lo que dice la religión que supuestamente profesan y que es la mía, de eso no dicen nada. Sus pecados no cuentan. Con un padrenuestro se borran. Si se lo supieran… tal vez podría creerme algo de la fe de estos indignados con retardo. La red social X tuvo como palabras tendencia de la noche “gorda”. Muy por delante de “Sagrado Corazón de Jesús”. No sé si eso les dice algo.

Después están los que dicen ¿por qué no tiene narices a hacerlo con la religión musulmana?¿Por qué no se mete con Mahoma? Dando a entender que no lo hace por cobardía. Y no, señores. Es que no tiene nada que ver con eso. Lo más habitual es bromear con lo que uno es. Con lo cercano. Con tu cultura. Con tus raíces. No con otras culturas. En este país nuestro, las blasfemias más repetidas se refieren a la Virgen,  a Dios o a la Hostia… y se hace porque es lo nuestro. No vas a cagarte en Alá o en Mahoma. Sería absurdo. Por cierto, desconozco por qué Hazte Oír no denuncia a la media España de blasfemos por ofensas contra la religión. ¿Ven por dónde voy?

Dos reflexiones: Usar la excusa de defender una imagen religiosa para amedrentar a una persona en el espacio público sí que es tomar el nombre de Dios en vano. Dicho esto, no veo una reacción tan airada de los católicos ante los casos de pederastia en la iglesia, por poner un ejemplo, ni ante cualquier otra situación en la que, por coherencia, la postura de la Iglesia debiera ser muy distinta a la que toma. ¿No le parece?

Feliz domingo.

 

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