Mi agradable Nochebuena, con Inma, Rosario y Pilar.

28.12.2017. Redacción / Opinión.

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

He pasado una Nochebuena muy tranquila y agradable en la Casa que las monjas Filipenses Hijas de Madre Dolores y del Padre Tejero tienen en el barrio del Coromoto de La Laguna, con las religiosas Inma, Rosario y Pilar --que hacen una labor impagable con madres solteras y jóvenes de familias desestructuradas--, acompañado de mi mujer y de unas jóvenes que, a pesar de las dificultades que atraviesan, son divertidas y alegres.

También estuvieron presentes en la estupenda cena otros amigos de las Filipenses, como Mila y Virgilio, con quienes pasamos una velada inolvidable, hablando de lo divino y de lo humano y tratando de arreglar el mundo.

Nosotros podíamos haber ido a celebran la Nochebuena con los familiares más cercanos, en casa de cualquiera de nuestros hermanos, pero este año preferimos acompañar a estar religiosas andaluzas, que se encuentran lejos de sus más allegados, como muestra de nuestro cariño hacia ellas y hacia toda la congregación, a las que nos unen estrechos lazos por diferentes motivos.

Tenemos que ser solidarios en estas fechas --y siempre-- con personas que realizan extraordinarias labores con los más débiles y marginados, y estamos obligados a recuperar el verdadero espíritu de la Navidad. Creo, con tristeza, que estas festividades se han convertido en una espiral consumista y en celebraciones que no tienen en cuenta que rememoramos el Nacimiento del Niño Jesús.

Con estas religiosas caritativas se respira un ambiente de tranquilidad, de paz y de felicidad, que son los verdaderos motores de su existencia, porque se esfuerzan por dar lo que tienen y lo que no, para contribuir a un mayor bienestar de quienes más lo necesitan. Y siguen y consiguen el objetivo que nos enseñó el Salvador. Y esto lo digo por encima de cualquier creencia religiosa, porque lo importante en esta vida es intentar ser solidario y hacer siempre el bien, sin desear jamás el mal ajeno.

Una velada inolvidable, llena de sencillez, de cariño y de amor. ¿Qué más podemos pedir?

Paco Pérez

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