No valen excusas

25.05.2023 | Redacción | Opinión

Por: Alejandro de Bernardo

adebernar@yahoo.es

No me gusta que la gente que puede votar no lo haga. Y somos especialistas en no hacer. Hay quien dice que no lo hace porque todos los políticos son iguales. No es verdad. Y lo que no es verdad es mentira. Otros no acuden a las urnas con el pretexto de que todos son malos. Es falso. Y, en todo caso, los habrá menos malos ¿no?, o ¿da igual el grado de ineficacia, desidia o incompetencia? También están los que añoran el pasado: los políticos de antes eran como los rectores, magníficos, pero los de ahora son impresentables. Así que da lo mismo elegir que no elegir porque el desastre está asegurado. Otra excusa tonta para no votar. Ni antes eran todos buenos ni ahora son lo contrario. Con no votar estamos diciendo sin palabras que es mejor que alguien gobierne sin necesidad de elecciones. Y eso es una dictadura. Así que dejar el futuro de nuestro pueblo, de nuestra isla, de nuestra Comunidad o de nuestro país en manos del azar es mucho más serio de lo que parece. Votar es un deber democrático. Entre otros muchos, por supuesto. Porque nunca dejamos de ser ciudadanos y ciudadanas con derechos y deberes.

Luego están los que por dejadez, pereza, comodidad… o por ir a la playa o al monte, ni se molestan en saber quiénes se presentan, ni lo que proponen o lo que prometen. Tan irresponsables como los de las excusas ya dichas. Estos quizás peores. Se declaran apolíticos y ya se sienten poco menos que anárquicos. Son solo vagos.

Los políticos. Mucha tela que cortar. Tenemos por normal que los políticos cambien cuando comienza la campaña electoral. Ese es el primer síntoma de inmadurez democrática. En ese momento se activa un interruptor y los políticos –desaparecidos o inaccesibles durante mucho tiempo- se acercan a la ciudadanía. Y la oyen. Incluso hay quienes la escuchan. La adulan. Se ponen a pie de calle –como debería ser durante todo el mandato- para explicar, preguntar, prometer… porque de eso depende su futuro. Pero una vez el voto en la urna – para algunos por desgracia- si te vi no me acuerdo.

Una sociedad madura, madura democráticamente hablando, escucha, exige y acude a votar. Y mira hacia atrás Es un deber de los ciudadanos y las ciudadanas escuchar, analizar, solicitar, exigir y acudir a las urnas. Es un deber mirar hacia atrás y rebuscar si todo lo que se prometió en anteriores elecciones se ha cumplido o no y por qué.

Periodistas. Aquí los hay que en campaña hacen lo mismo que el resto del año pero con más ganas y hasta con saña. Algunos son tan descarados, tan exagerados en su parcialidad que de cada dos palabras tres son insultos. O no se enteran o les da lo mismo que cada desprecio al político que no piensa como ellos también lo es a aquellos que le votan. Criticar no es demoler. Analizar no es insultar. Libertad de expresión no es libertad de agresión ni de burla. Algunos dan náuseas.

Prefiero los debates que los mítines. Me gusta más la argumentación serena que los gritos, los insultos o las descalificaciones. Y hay que ser realistas. No se puede prometer hacer un puente en un pueblo donde no hay río o barranco que lo aconseje. No puede ser la campaña una competición para ver quién da más.

La pelota está en nuestro tejado. Tenemos que saber pensar y que luchar por una sociedad más justa. En los años que dediqué a la escuela tuve una prioridad clara, clarísima: fomentar el espíritu crítico entre mi alumnado. Que no aceptaran las cosas porque sí. Que tuvieran criterio propio. Que se exigieran indagar, investigar, comparar… sobre la conveniencia o no de las cosas. Ojalá haya tenido éxito.

El domingo… por usted, por mí, por todos… vayan a votar. No valen excusas.

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