Para la reflexión

14.06.2025 | Redacción | Opinión

Por: Rafael J. Lutzardo Hernández

Cada día pienso más que las fronteras geográficas no se hicieron sólo para separar los territorios. Creo entender también que se hicieron para separar a las personas y dividirlas por castas. Es una forma de dominar y controlar muchas partes del mundo. Los poderes facticos son los dominantes del mundo. Las fronteras son trampas con vallas y cuchillas afiladas, muros de cemento y hierro cerrando el paso a miles de refugiados que buscan una vida mejor. Entiendo que no todos podemos ser buenas personas, nadie es igual a otro. La vida necesita de emociones y riesgos.

La lucha por la supervivencia es muy dura, motivando incluso llevarla hasta la muerte.  Muchos nos preguntamos donde esta la sensibilidad humana. Donde esta la esperanza que nos permita un destello de luz y de paz universal. Pruebas a las que estamos sometidos para ver donde somos capaces de aguantar. Se dice que el ser humano se adapta a cualquier espacio en tiempo y lugar. Así lo creo, especialmente si retrocedemos a la prehistoria de la humanidad.

No es difícil estrechar la mano de otra persona, aunque tenga un pijama de rayas sucio y roto. No importa que en su pecho lleve la estrella de David y su cabeza esté huérfana de cabellos. No importa el color de la piel ni el país en el que haya nacido. Todos somos humanos, aunque las fronteras de la tierra hayan sido preparadas para separar a las humanidad. Dónde está la verdadera libertad del ser humano.

La reflexión se hace compleja y larga en el tiempo. El amor como virtud humana desaparece en muchos rincones del mundo. Fabricamos odio, rencor, envidias y venganzas para destruir el lado bueno de muchas personas. La obsesión por ganar las guerras y asesinar a miles de personas inocentes son como trofeos para los poderes facticos. Ese es el mundo donde que han fabricado los más poderosos.

El mundo no puede estar tranquilo. Necesita de emociones y de ideas diferentes de los demás. Nadie es igual a otro, pues sería muy aburrido y cansino. Necesitamos de golpes de efectos y sorpresivos. Al igual que la vida cuando nace un niño o niña que nos avala de felicidad, también lloramos cuando mueren. Creemos que somos muy fuerte ante la vida, pero lo cierto es que somos muy vulnerables.

Me despido por hoy con el propósito que este artículo mío de hoy sirva para la reflexión. Del mismo modo, el cerebro necesita de ejercicios, sobre todo cuando ya estamos entrados en años. Como siempre, me despido de todos ustedes con el ánimo de hacer un brindis a la vida con: UNA SONRISA A LA VIDA. R. L.

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