Seguimos siendo pobres

22.06.2018. Redacción | Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com

Aunque las últimas estadísticas oficiales de la ultima encuesta de condiciones de vida que periódicamente elabora el INE, las dramáticas cifras de pobreza han disminuido en este Archipiélago atlántico, está claro que esta tierra insular y fragmentada ha sido secularmente, es y seguirá siendo por los siglos de los siglos un territorio pobre, poco productivo y cada día más maltratado.

Mucho tendrían que cambiar las bases estructurales de nuestra economía para poder acceder algún día a tener un nivel de vida digno, porque entre otros muchos motivos el capital local no controla la principal industria de nuestra región, que es el turismo, en manos de multinacionales, turoperadores extranjeros y de cadenas hoteleras extendidas por todo el mundo.

Aquí no hay un sector secundario importante, con la excepción de algunas decenas de industrias y, en lo que se refiere al primario, cada vez es menor la superficie agrícola cultivada y las explotaciones ganaderas son únicamente testimoniales.

Así las cosas, nuestra clase media se sustenta en los funcionarios de la Administración pública (centros docentes, hospitales y centros de salud, juzgados consejerías gubernamentales, fuerzas de seguridad y equipos de emergencia.

Ds esta manera se entiende que tres de cada diez canarios se encontrasen en riesgo de pobreza (30,5%) en el año pasado, aunque este índice no se refiere a grandes necesidades personales, sino que mide la desigualdad existente entre los que tienen ingresos bajos respecto al resto de la población.

Si es llamativo, en cualquier caso, que la quinta parte de la población canaria tenga graves dificultades para llegar a final de mes, la tasa más elevada de toda España, que se sitúa en un 9,3% de media, lo que quiere decir a las claras que los salarios están mejor repartidos en el resto del país.

Solo en esta región alejada del continente los emolumentos son en muchos casos míseros, la economía sumergida en el mercado laboral y sobre todo en zonas turísticas es lamentable y muchos sueldos del sector hostelero y de las camareras de pisos dan realmente pena.

¿Quién le pone a todo este despropósito el cascabel al gato?

Paco Pérez

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