Sobre la estética y la belleza.

02.06.2017. Redacción / Opinión

Por: Paco Pérez

pacopego@hotmail.com 

Muchas personas están obsesionadas con algún "defecto" físico de su cuerpo y hasta llegan en ocasiones a sentirse acomplejadas por muchas de estas hipotéticas causas y acaban recurriendo a supuestas soluciones que parecen encontrar en intervenciones de cirugía estética.

Hace bastantes años conocí a una muchacha muy bella, que murió antes de cumplir los cincuenta años de edad y que se pasó su vida yendo y viniendo a la consulta de un afamado especialista médico.

Empezó por "retocarse" los pezones de sus senos, aumentar el tamaño de los mimos, porque tenía complejo de que sus mamas eran pequeñas. Poco tiempo después se "arregló" sin motivo aparente su nariz, cuando tenía un bonito apéndice nasal y entró en una dinámica imparable de operaciones estéticas, con un resultado final decepcionante, porque poco antes de morir aquella chica tan guapa parecía un auténtico adefesio y que me perdone lo que estoy escribiendo ahora, allá donde esté.

Esta mujer se puso implantes de silicona en los glúteos, se operó de los labios porque los quería más carnosos, acudió otra vez a quirófano para reducirse los párpados y se sometió a otros procesos que eran totalmente inútiles e innecesarios.

Otra joven compañera de estudios estaba realmente obsesionada por el tabique de su nariz y era tal su trauma que, finalmente, consiguió que sus padres le pagaran la rinoplastia parcial para que se quedara contenta. A esta chica le perdí la pista por circunstancias de la vida y no sé nada de ella desde hace muchos años, por lo que ignoro si entró en la misma dinámica de la muchacha a la que me referí unas líneas más arriba.

Uno entiende la cirugía estética como un ciencia médica con fines reparadores y reconstructores de graves deficiencias estéticas, como consecuencia de una grave operación o por los secuelas dejadas por un desgraciado accidente.

Creo que debe ser un psiquiatra y no un cirujano estético quien resuelva los "moñigos mentales" de muchas jovencitas que quieren tener una nariz más "bonita" o unos pechos más grandes para ser más atractivas. Porque son tan constantes en sus aspiraciones de mejora física (sic) que logran hasta que sus progenitores les financien las intervenciones si a cambio sacan unas buenas notas a final de un curso académico, por ejemplo.

A estas niñatas y niñatos acomplejados, que los hay de los dos sexos (permítanme la desconsiderada expresión hacia ellos/as) habría que enseñarles que la verdadera belleza de las personas está en el interior, en el espíritu, en el carácter, en el alma de cada uno, o como se quiera denominar esa virtud, que nada tiene que ver con la estética física, porque conozco (como todos ustedes, amables lectores) personas muy feas, hasta con caras desagradables a primera vista, que resultan ser seres extraordinarios y, también casos en los que confluyen circunstancias totalmente opuestas: auténticos bellezones que quitan el hipo y que luego se muestran como verdaderos estúpidos, odiosos, soberbios, malos a rabiar, que no tienen casi nada aprovechable en su interior.

Ese es mi concepto de la belleza y de la fealdad, que pienso que se debería divulgar más entre buena parte de nuestros jóvenes y entre muchas personas a las que les importa mucho más la apariencia física que los verdaderos valores positivos e intrínsecos de muchísimos seres humanos.

 

Paco Pérez

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