Tenerife tocada, pero no hundida

09.04.2019 | Redacción | Opinión

Por: Óscar Izquierdo

Presidente de Fepeco

Tenerife no circula, no hay proyectos, ni obras, ni atisbo de que se comience algo con fundamento. Lo que está pasando actualmente es lo de siempre, no se planifica bien, ni se ejecuta con rapidez, sólo se habla de lo que hay que hacer, en una historia interminable de incumplimientos. Lo que no se ha empezado ahora se promete para después de las elecciones y como ya ha sucedido en otras ocasiones similares, después de las urnas ya nadie se acuerda de lo que dijo y todos seguiremos en las colas, más enfadados, otros cuatro años más. La situación es insostenible desde un punto de vista personal, porque está afectando psicosomáticamente a miles de ciudadanos, esa inmovilidad insana y desde el aspecto económico, produce pérdidas importantes en las empresas por el tiempo perdido y en su productividad. Las inversiones en Tenerife están paradas sobre el asfalto.

La movilidad en la isla es la asignatura pendiente que se ha suspendido a lo largo de los años y que ahora cobra especial repercusión porque la situación es insostenible. Hay unos embotellamientos circulatorios generalizados en todas las zonas y casi a todas las horas, no hay fluidez en el tráfico, porque no tenemos las carreteras suficientes, adecuadas. Se ha llegado al tope de la frustración ciudadana.

Necesitamos vías seguras, eficientes, sostenibles, modernas, que sirvan para vertebrar el territorio, permitir la cohesión social y la actividad económica. La realidad es que ahora contamos con una red viaria obsoleta, insuficiente, peligrosa e inadecuada para atender la demanda social. Las soluciones no están previstas a corto plazo, se sigue postergando cualquier actuación prevista, porque continuamente salen inconvenientes, que parecen más que ocasionales, buscados adrede.

La Consejería de Obras Públicas más que del Gobierno de Canarias, parece un departamento del Cabildo de Gran Canaria, porque sólo es ágil, rápida, eficiente para las carreteras en esa isla, allí no surgen inconvenientes, a todo se le busca solución, siempre hay respuestas adecuadas para que los proyectos estén en tiempo y forma con las obras comenzadas más pronto que tarde. Es que, por no haber, no hay ni escarabajos. Como no podía ser de otra manera, la primera obra que se va a comenzar, después de la firma del Convenio de Carreteras a finales del año pasado, es la segunda fase de la carretera de La Aldea, con 8 túneles y 2 viaductos. Una obra de esas características en Tenerife es impensable, porque las trabas burocráticas de la propia administración, la cobardía de los políticos tinerfeños o los enredos de los noistas o ecologistas, imposibilitarían una obra de esas características. Hay un interés singular por potenciar el crecimiento económico de Gran Canaria en detrimento de Tenerife y la forma más sencilla o rápida para conseguirlo es dotar a una isla con todas las infraestructuras, viarias y aeroportuarias necesarias y dejar a la otra sin ninguna capacidad de repuesta, empobrecida, debilitada y dependiente. Estamos asistiendo a un verdadero acoso y derribo de Tenerife.

El Círculo de Empresarios grancanario ha manifestado la necesidad de recuperar los retos que tiene su isla y pide actuaciones emblemáticas, entre otras, la carretera de La Aldea y el puerto de Agaete. El presidente del Cabildo de Gran Canaria en un reciente discurso dijo que “hemos avanzado en algunos aspectos, pero subsisten inercias, desconsideraciones, desequilibrios, acaparamientos que no podemos aceptar y que no vamos a silenciar”. Mientras tanto en Tenerife sigue el “silencio sonoro” vergonzante. Como vemos en la isla hermana de enfrente se aprestan para conseguir más de lo que tienen, aquí, en cambio, hay un conformismo claudicante y muy sospechoso, que hace que nada se mueva, ni se haga, ni se comience. Hace falta volver a creer en las potencialidades y posibilidades de Tenerife, pero se necesita liderazgo.


 

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