Un ángel en nuestras vidas

04.07.2018. Redacción | Opinión

Por: Sonia Rodríguez Acosta

Cuando decidí hacer este artículo tenía muy claro desde que postura quería hacerlo, quiero hacerlo desde la alegría, contar la historia de un niño, que ha sido y será siempre nuestro campeón. La historia de Dieguito, mi primo. El más pequeño, y el que nos dejó la lección más grande.

Dieguito nació un 19 de mayo del 2012, dos meses y diez días después de fallecer nuestro abuelo. Las palabras se quedan cortas para explicar la alegría inmensa que significo su llegada para toda la familia. Después de la pérdida de un hombre tan importante para nuestras vidas. Su nacimiento fue como agua fresca de mayo. Dándonos alegría y color a todos. Llenándonos de puro amor, porque ese era y será siempre mi pequeño rubiales,(como cariñosamente lo llamo). Decir Dieguito es hablar de amor en estado puro. Aún recuerdo la primera vez que lo vi, veníamos de viaje y estábamos deseando verlo. Nos fuimos del aeropuerto derechitas a verlo. Allí estaba él con su pelo negro, su cara de ángel, manoteando con unas ganas locas por dar todo ese amor que tenía en su alma. Mis tíos estaban radiantes de felicidad. Tú les mirabas sus caras y solo veías luz en sus miradas. Enamorados de sus tres soles, puesto que Dieguito era el tercero de sus hijos. Sus hermanos estaban locos con su llegada, nunca había visto tanta alegría en sus rostros. Toda la familia tanto por parte de mi tío como de mi tía, estábamos tan felices por su nacimiento que ahora mismo el corazón me va donde las palabras no llegan.

Dieguito era un niño alegre, vivaracho y con una sonrisa que iluminaba el mundo y todo lo que estaba cerca de él lo convertía en magia. Cuando llego a casa del hospital todo estaba preparado para él. Su cunita, su ropita, y lo más importante el amor esperando arroparle. Todo era tan bonito, es que lo mirabas y te inspiraba tanta ternura, paz, dulzura. La sonrisa era la de mi abuelo sin lugar a dudas, tan maravillosa como hipnótica y dulce.

Los primeros meses de Dieguito fueron pura fiesta, risas, sus primeros gorgojos, todos queríamos estar con él. Es que era la alegría personificada. Su bautizo fue precioso llenaba todo por donde pasaba,vestido con su ropita de lino tan guapo. Los siguientes meses fueron maravillosos, me viene a la mente el sentado en la mesa de la cocina de mi casa, agarrado de la baranda y con esa sonrisa de pícaro que tenía, robando corazones allí donde iba. Redactando este artículo me vienen a la mente muchos recuerdos buenos de nuestro niño. Si era nuestro niño el niño de todos que se había ganado un hueco inmenso en nuestros corazones. Sin poder reprimir las lágrimas que ahora mismo caen por mi rostro puedo decir con máximo orgullo que Dieguito vino a este mundo a hacernos mejores a todos y cada uno. Cada cosa que hacía, cada sonrisa que daba traía detrás una lección que en ese momento no supimos ver.

Como bien dije antes Dieguito era un niño maravilloso lleno de vida y de amor para dar. Así transcurrieron los meses. Con tan solo seis meses le poníamos videos en la Tablet y le encantaba. Ver su carita de felicidad nos daba una inyección de adrenalina a todos. Recuerdo cuando meses después mi tía le dio a probar su primer chupete, su cara de pillo yo creo que todos la tenemos grabada. Hay mil y millones de recuerdos con nuestro niño, que sería imposible de nombrarlos todos aquí. Nada en ese momento hacía presagiar lo que posteriormente sucedería.

Con dieciocho meses empezaron hacerle pruebas, ya que dieguito no podía caminar y era algo inusual a esa edad. Él seguía siendo la alegría de la huerta ajeno a cualquier problema. Seguía oyendo música y poniéndose a bailar con sus bracitos. Bailando la canción de Enrique Iglesias le encantaba cada vez que la escuchaba se ponía a bailar.

Con veintiún mes llego la peor de las noticias Dieguito tenía una enfermedad rara denominada leucodistrofia metacromática. Es una enfermedad neurodegenerativa, este trastorno progresa con resultado de muerte.

Mis tíos tras este diagnóstico, en un acto de amor en mayúsculas. Decidieron que todo lo que girara alrededor de Dieguito fuera alegre y amoroso. Y así lo hicimos, todo el mundo se volcó, amigos, familia etc.. Todos ayudábamos como podíamos. El tiempo que le quedase a Dieguito queríamos que fuese alegre y feliz como era Él.

Mi pequeño rubiales seguía bailando, riendo, deleitándonos con su ángel. Mientras la enfermedad hacia mella en su pequeño cuerpito. El siguió riendo hasta que la enfermedad se lo permitió. Luego con una mirada y un suspiro nos decía todo. Finalmente el 26 de noviembre del 2017 Dieguito nos dejó. Pero nos dejó el más bello legado, el amor, la alegría y una sonrisa que llenara siempre nuestros corazones.

GRACIAS MIL GRACIAS NUESTRO CAMPEÓN POR HACER MAS GRANDE NUESTRO CORAZÓN.

INFINITAS GRACIAS A TODO AQUEL QUE CONTRIBUYO A QUE DIEGUITO TUVIERA UNA VIDA MEJOR. A MIS TIOS SOIS UN EJEMPLO OS ADORO.

ESTE ARTICULO VA DERECHO AL CIELO TE AMAMOS INFINITO CAMPEÓN.

Sonia Rodríguez Acosta

Sonia Rodríguez Acosta

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