Paco Pérez06.11.2017. Redacción / Opinión.
Por: Paco Pérez
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En las actuales circunstancias, si no fuera por la existencia de miles de funcionarios y empleados públicos dependientes de las distintas Administraciones (que, por ciento, tienen cada día menor poder adquisitivo), en Canarias hubiera desaparecido la clase media, entre otros motivos porque ha descendido dramáticamente la calidad del empleo y como ustedes saben lo que prolifera ahora son los contratos precarios, temporales y con horarios parciales, muy mal remunerados.
La brecha social existente es tan grande, que el Archipiélago es en la actualidad la sexta region de la Unión Europea más pobre, solo superada por dos territorios búlgaros y tres rumanos, según datos proporcionados por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, que ha publicado recientemente un revelador informe.
Como ya cometamos en un artículo anterior, la tasa de pobreza en Canarias se sitúa en el 44,6%, frente a las ya mencionadas otras regiones de la antigua Europa bajo influencia soviética, cuyas cifras varían entre el 45,5 y el 46,2 en términos porcentuales.
Los datos revelados por este informe podrían parecer inciertos, sobre todo tratándose de una región, la nuestra, que pareciera tener un alto nivel de vida. Pero nada más lejos de la realidad. Mientras Canarias se ha convertido en el gran balneario turístico de más de doce millones de europeos, la inmensa mayoría de los trabajadores por cuenta ajena en las Islas cobra sueldos muy inferiores a los que se registran en el resto de España, con salarios que no llegan a los mil euros mensuales y que, en muchos casos, rondan los quinientos o seiscientos euros.
Por otra parte, Canarias sufre una alta tasa de desempleo y en las Islas existen miles de hogares donde no entra un solo sueldo, por no hablar de la escasa cuantía de las pensiones de jubilación, incapacidad, viudedad y orfandad, cuyos importes son muy inferiores a los que cobran los pensionistas en otras partes del Estado español.
La brecha entre clases sociales es cada día mayor, en una región tradicionalmente pobre, que basó su economía en siglos pasados en una agricultura de autoconsumo, una industria testimonial y en escasas producciones para la exportación.
En estos años, nuestro sistema se sustenta mayormente en el sector servicios y de manera especial en la actividad relacionada con la enorme afluencia turística hacia las Islas, pero vivimos en un Archipiélago donde la clase trabajadora está muy mal pagada, mientras una veintena de familias acaudaladas y caciquiles cada vez son más privilegiadas, sin dejar de referirnos a los pingües negocios que obtienen las multinacionales del ocio, los turoperadores y otras compañías europeas relacionadas directamente con el Turismo.
Mientras tanto, la fractura social se agrava, ante la pasividad de quienes dicen gobernarnos. Porque para los dirigentes de CC, que han estado ejerciendo el poder en este territorio fragmentado en los últimos treinta años, Canarias va muy bien. Y lo más triste de todo es que nuestro pueblo parece no tener capacidad de reacción ante tanta desigualdad.
