La Iglesia y el vacío de la nueva generación
La Iglesia en este comienzo de siglo XXI parece estar huérfana de feligreses jóvenes. Es decir, la mayoría de las iglesias o habitáculos parroquiales no cuentan con la presencia de una generación de jóvenes que a duras penas parece no interesarles en absoluto lo que los ministros de Dios transmiten cada día desde sus ermitas, iglesias o parroquias cristianas. ¿Por qué este fracaso de la Iglesia en captar la presencia de una nueva generación de jóvenes? Sin duda, por muchas causas. Sabido es que la Iglesia siempre fue un Estado de poder, especialmente en la Edad Media, donde el cristianismo tuvo una gran influencia en todos los sectores de la sociedad.
Ahora para asegurar el mañana
La vacuna para paliar la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, parece ser la única certeza a corto y medio plazo. Estamos en ese momento de incertidumbre, por saber si los resultados son todo lo halagüeños que esperamos. Sin duda, la esperanza es grande y hay motivos de cierta tranquilidad, por la vacunación general que se pretende hacer a la población. Por lo menos, no estamos en el limbo de hace unos meses, de no saber que hacer la terrible pandemia. Esperemos que todo salga bien, las previsiones se cumplan y sobrellevemos con garantías, este terrible episodio histórico que nos ha tocado vivir.
Una simbiosis perfecta
La condición de las Islas, marcada por su lejanía y aislamiento, ha avivado la perspicacia de sus habitantes a la hora de emprender nuevos canales de comunicación para acortar los kilómetros de distancia que las separan entre sí y con la Península y el Continente europeo. Fruto del anhelo por mejorar las comunicaciones entre islas, nació en 1974 la primera línea marítima regular de pasajeros que conectaría el muelle de Los Cristianos con la capital gomera.
El futuro laboral de la nueva generación del siglo XXI después de la pandemia
No quisiera ser pesimista, pero si anteriormente la vida laboral de la nueva generación de este comienzo de siglo XXI ya era difícil ante de la pandemia, creo que ahora será mucho más, especialmente tras la aparición de la Covid-19, la cual frenó y cambió la vida normal de la humanidad en el planeta tierra.
¿Puede ir a más la ira?
Está claro que nos puede llenar de rabia, tristeza no poder dar un último adiós a nuestros seres queridos; tener una enfermedad crónica y observar que el Sistema Sanitario ahora no puede priorizar en esto o, por si fuera poco, observar en los informativos que algunos grupos de personas no piensan en nosotros saltándose las restricciones impuestas, pereciendo que poco le importen. También en el contexto económico se frenan nuestras expectativas, ya que muchos ciudadanos se ven obligados a realizar ajustes, puesto que sus recursos económicos han descendido considerablemente.
Burocracia vejatoria
Crece proporcionalmente el malestar de los empresarios de la construcción en particular y también, de otros sectores económicos, que dependen constructivo para desarrollar con normalidad su actividad, por la situación de estancamiento que sufren y los problemas diarios a los que se enfrentan, ante la asfixiante e inoperante burocracia que padecemos, en la mayoría de las administraciones canarias, en sus distintos niveles territoriales, Gobierno Autónomo, Cabildos y Ayuntamientos.
Una puerta verde hacia el paraíso
La belleza natural de las ocho islas, sus impresionantes paisajes, su singular cultura, su exquisita gastronomía, su gente amable y hospitalaria, y por supuesto, su clima incomparable, suscitan los desvelos y suspiros de muchos que sueñan con pasar su periodo estival en esta tierra, que por este sinfín de bondades es conocida como Las Afortunadas.
Un mundo nuevo de improvisación
Ni que decir tiene, en estos momentos del siglo XXI, en época de pandemia, vivimos en un mundo nuevo de improvisación. Ya nada es igual a lo anteriormente vivido. Todo aquello que realizábamos de forma normal, estructural y organizada, con vista al presente y futuro, quedó atrás. Ahora es el comienzo de una nueva etapa, donde cada uno de nosotros volvemos al principio de una nueva etapa de nuestras vidas. Es decir, aprendices de la vida. Sin embargo, los que hemos podido vivir muchos años posiblemente nos avale la experiencia obtenida a lo largo de nuestras respectivas vidas.
A peor la mejoría
Fui uno de los que pensaron que de la pandemia esta íbamos a salir humanamente más fortalecidos, más responsables y más solidarios… Fallé. Aquello fue un espejismo utópico motivado por un shock para el que no estábamos preparados. Que lo del balconeo fue un postureo. La experiencia del coronavirus, al principio lo que hizo fue corregir – quizá falsear – el foco de la solidaridad, aumentando en los televisores unas imágenes de balcones aplaudidores a los que podíamos sumar la participación de nuestros selfies. En realidad, nos aplaudíamos a nosotros mismos, a nuestra propia actuación.